Amor platónico (Parte III)

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Los pasillos del Embarcadero de Loto son amplios y frescos. Cada uno de ellos tiene vistas impresionantes hacia el lago, o hacia los jardines y estanques repartidos por toda la residencia por medio de ventanas circulares o puertas de madera corredizas. El ala familiar consta de cinco habitaciones, y un pabellón flotante al cual no todas las personas tienen permitido entrar. Meng Yao se encuentra atraído al lugar, pero dado que los discípulos suelen hacer guardia por ahí, no se atreve a fisgonear en secreto.

Y, de todos modos, no siente la necesidad de irrespetar un lugar sagrado para la familia Jiang.

Su encuentro con Wei WuXian es más una coincidencia —todavía se debate entre afortunada o desafortunada— que se da en medio de su entrenamiento por la mañana. El hombre es como un torbellino seco que sacude cada pequeña cosa a su paso, y Meng Yao no se libra de eso. Wei WuXian no deja escapar que haya sido rescatado por su espinoso hermano y comienza con un interrogatorio exhaustivo e interminable, si no fuera porque se requería su presencia en una reunión con la Líder de Secta. Meng Yao nunca se había sentido tan acorralado en su vida. También cree haber escondido terriblemente el hecho de babear por Jiang Cheng cuando los ojos almendrados de Wei WuXian lo miraron antes de irse. Meng Yao no lo considera una victoria, pero con suerte esquivó correctamente.

Por otro lado, su pierna ha dejado de doler y su qi se revuelve en su interior frenético y con ganas de salir. Hace saltos tentativos e imbuye qi sobre sus pies para proporcionar más fuerza en sus movimientos. Usa cada gramo de su resistencia y termina sudando y jadeando. Lo cual es satisfactorio. Una vez que estás sentado por demasiado tiempo, siendo tú mismo y evaluando todas las posibilidades existentes para quedarte en un lugar como YunMeng, las cosas cobran un sentido diferente.

Piensa en todo lo que compartiría con Jiang Cheng. Esa debe ser la posibilidad más atrayente. Podrían desayunar juntos —si Jiang Cheng no tiene deberes que seguir—, cazar por la noche y realizar las tareas de la secta. Podrían verse más a menudo, Meng Yao podría suspirar por él en la distancia, sabiendo que está ahí y que es de carne y hueso. Que no es una fantasía inventada por la soledad de su corazón y el furioso palpitar de su sed de venganza. Eso haría que se quede, que ruegue por ello.

Pero... ¿y sus hermanos? Aunque técnicamente son extraños, no duda que ZiXuan sacará a los demás de las garras de su padre. Pero no confía en absoluto con Jinlin Tai estando alborotada. ¡Ya intentaron matarlo, por favor! ¿Cuánto tiempo pasaría para que fueran tras XuanYu o Qin Su? ¿Y Xue Yang, que trabajaba en el área más oscura de LanLing y, aunque no era su hermano, tenía lazos con Jin GuangShan? Peor aún ¿y si trataban de eliminar a ZiXuan?

Bueno, en todo caso, eso tendría que ser lo último. El heredero tiene una reputación, y si GuangShan decide eliminarlo, así como así, ¿no estaría básicamente gritando a todos que era un gremlin demoníaco o algo así?

Meng Yao deja salir un suspiro cansado y mira a su alrededor.

El patio cerca de su habitación está repleto de flores. Los pétalos caen y vuelan cuando la brisa los derriba de sus ramas e inundan el suelo enladrillado hasta que parece una piscina de magnolias. La fragancia deambula con parsimonia en su mente y le hace recordar a los grandes y ostentosos jardines de Jinlin Tai, en donde solía aislarse cuando las conferencias matutinas eran demasiado atosigantes o cuando su propio padre se las ingeniaba para apuñalar un poco más su corazón. Era un pequeño refugio donde ser él mismo por un buen momento.

(No quiere recordar que, en uno de esos hermosos jardines, fue donde lo atraparon los perros de su padre para torturarlo.)

Meng Yao toma una bocanada de aire, sintiendo que sus pulmones se regodean con el suave aroma del invierno llegando, y exhala cuando siente su corazón latir apresuradamente. Levanta una mano hacia su garganta, donde su arma espiritual duerme, la textura de la gargantilla cálida por el tiempo que pasa allí. Hensheng lo ha acompañado en Jinlin Tai desde que tiene memoria. El hecho de que le hable, la cuide y mime como si fuera una persona real habla mucho de su soledad. Y, ahora, en YunMeng, aunque sigue cuidándola, Meng Yao ha notado que tiene un instinto menos voraz. Como si las llamas que enfurecen diariamente a su corazón hubieran sido apagadas con un poco de agua cada día.

Máscara 🥨 CHENGYAODonde viven las historias. Descúbrelo ahora