Él

★ [Descubierto] ★

Se encontraba durmiendo tranquilamente en la camilla.

El día anterior enfermeras escucharon los gritos y sollozos del rubio por lo que fue atendido rápidamente.
Y aún se encontraba anestesiado, o por lo menos un poco.

Estaba bien, estaba tranquilo.
Pero saltó del susto al sentir una mano tapando con pesadez su boca.

- Ni se te ocurra gritar capullo - dijo el hombre, amenazante.

Toni estaba confundido, era el mismo hombre que vió en ese badulaque?

- Reprocha, intenta huir o si te defiendes te doy un puñetazo que no vas a saber que día es, eh? Nenaza? -

El otro no tenía de otra más que asentir.

El hombre le levantó tomándole del brazo, lanzándole; y le ordenó que se cambiara de ropa. Ya que bueno, no se lo llevaría con el camisón de paciente.

Le hizo caso y se cambió en el baño, regresó con él y con brusquedad el otro le tomó del brazo.

- Más te vale de que me sigas la corriente, te vienes conmigo a charlar -

Ambos caminaron en silencio por el hospital y en el camino les detuvo un enfermero.

- A dónde va este paciente? -

- Se viene conmigo, el agente H me llamó para llevárselo - dijo mirándole, esperando a que no dijera nada.

- Bien, si es orden de él se lo puede llevar sin problemas -

Conway se lo llevó a su auto y le esposó las muñecas detrás de la espalda.
Tenía que estar seguro de que no escaparía.

Mientras que el otro estaba mucho más confundido, si esto fue orden de Horacio él no tendría que estar esposado.
Esto estaba claro que era plan de este señor.

Conway no dijo ni una sola palabra pero siempre le tenía en la mira.

- Pogo, qué está pasando? - se preguntó pero éste no contestó.

Ahora que estaba esperando el jodido payaso?

Llegaron a "su destino".
Que era una pequeña casa o garage en medio del bosque.

Conway obligó a que el rubio bajara y le escoltó hasta ese lugar.

Era más que obvio que esto no iba a ser una simple charla.

Entraron y por una puerta más al fondo bajaron escaleras abajo, era un lugar de muy poco espacio.

Al final del todo llegaron a una habilitación que solo había una ventana con barrotes, una mesa, dos sillas y.......cadenas?

- Ay mierda - pensó el italiano.

- Siéntate Raúl, solo vamos a hablar -

Se quedó parado, no lo hiba a hacer.
Sabía muy bien que esto no solo era para hablar.

- Te acabo de ordenar de que te sientes - se le acababa la paciencia.

- Yo, creo que tengo que irme. Tengo que seguir en el hospital - dijo intentando salir, pero fue tomado del hombro y empujado al asiento.

- Claro que no lo harás anormal -

- Estoy jodido, muy jodido - pensó denuevo el rubio.

Ahora frente a frente, el pelingero comenzó a hablar.

- Dime, cómo llegaste a la ciudad? -

- Por coche -

- Ah sí? -