Entre flores y tatuajes [Drarry]

Six

De mal humor apareció ese día en la tienda, tan así que Ron prefirió pasarlo por alto y no preguntar nada hasta que su amigo se calmara. No quería lidiar con un Draco enojado y destructivo, apenas hace dos semanas habían comprado una máquina nueva.

Ambos chicos estaban confundidos gracias al comportamiento del dueño de la tienda, Cedric suponía que debía de estar feliz, hace dos o tres días Harry lo había llamado, expresando que conocía los intereses amorosos del castaño, pero que por su parte no esperase nada, ya que no lo consideraba su tipo y prefería decirle en esa instancia que hacerle ilusiones.

—Draco... ¿Sucede algo? — Dice con voz tranquila Ronald mientras miraba a su amigo.

—¿Qué si sucede algo? ¡Claro que sucede algo! Hay un idiota, que ha estado con Harry desde que abrió— Soltó con voz enojada, haciendo que los otros dos chicos presentes soltasen un suspiro de alivio.

—¿Me estás jodiendo? — Ahora toda tranquilidad de su voz se fue al saber con exactitud el porqué del comportamiento del menor. —Draco... A veces creo que tu mundo gira en torno a aquel chico.

Avergonzado, parecía como si el platinado se hiciera pequeño sobre su puesto, siguiendo con su trabajo diligentemente, tratando de apartar los pensamientos de odio.

Pasando el día, gruñía cada vez que miraba a través de la ventana y observaba a ese idiota junto Harry, a veces le hacía reír y podía apreciar el tierno rostro del menor colocarse de una tonalidad carmesí, sus ojos iluminarse y una mano tapando su boca como un príncipe, quizá, si fuese otra ocasión disfrutaría plenamente de esa imagen, pero era un idiota el que provocaba eso en su chico bonito.

—Vamos a ir a comer, ¿quieres que te traigamos algo o esperas a que volvamos? — Fue Cedric quien pregunta por ambos restantes, mientras se alistaban para salir.

—Vayan con tranquilidad, no tengo apetito, así que les esperaré.

Completamente solo en la tienda, toma lugar detrás del mesón, puesto que ocupaba Ron, comenzando a revisar detalles de la tienda, ingresos y si tenía que ir a hacer trámites para mantener el local.

Inmerso en su actividad, la campanilla de la puerta le hizo dar un salto del susto y si no fuera alguien con modales, hubiese soltado un gruñido de perro.

—¿Se te ofrece algo? — Su voz sonaba más grave de lo común, dándole un aura completamente oscura, causando el pavor en el chico frente a él.

—Y-yo...

—¡Hola, Draco!

—Oh, hola Harry.

Adiós intimidante Malfoy. Bienvenido fanboy Dray.

Resulta que el chico al cual debió haber matado unas treinta veces en sus pensamientos, es el mejor amigo de Harry, el cual de vez en cuando va a verle, pero el motivo de su visita a su tienda, era que el chico tímido y regordete quería hacerse un tatuaje.

—Harry me dijo que este era un buen lugar y también que puedes hacer algo justo a mi gusto— Habló el chico inocente que no sabía de su odio hacia él, ya al notar que el más alto no daba miedo.

—Pues, junto a la puerta hay unas carpetas con dibujos, si hay uno que creas que es perfecto para ti, me lo traes y pasamos a la sala, pero si ninguno te convence, me dices tu idea, yo lo diseñó, ahí tendría que ser postergado hasta más tarde o mañana— Explica con paciencia al chico, mostrando una leve sonrisa.

Harry y el chico, siguieron sus indicaciones comenzando a revisar los diversos tatuajes que había, todos dibujados entre los tres jóvenes que manejaban la tienda, totalmente originales y exclusivos. Miraba de reojo a su chico bonito, quien estaba al lado de su amigo, revisando hoja por hoja, opinando y ayudándole a escoger una buena elección.