Fernanda Weasley nació el primero de marzo de 1980 junto con su mellizo, Ronald Weasley.
A su corta edad (por los escasos recursos económicos de su familia) decidió trabajar en el Callejón Diagon como costurera, negando estudiar en Hogwarts.
¿Pero...
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-DEPARTAMENTO DE MISTERIOS.
-Aquí es —dijo Harry viendo el largo pasillo.
Todos comenzaron a avanzar con el corazón latiendo a mil por hora. Ron tomó la mano de su melliza y ella le dio un ligero apretón.
Miles de esferas plateadas estaban en el lugar, todas con una profecía detallada.
El azabache caminaba y contaba en busca de su profecía, no la encontraba por ningún lado.
—Debería estar aquí...
—Harry, esta tiene tu nombre —dijo Neville viendo una.
El nombrado llegó a donde él le dijo. Una pequeña bola de cristal se encontraba ahí por lo que con cuidado la tomó en manos.
—El único con poder para derrotar al señor tenebroso se acerca. Y el señor tenebroso lo reconocerá como su igual, pero él tendrá un poder que el señor tenebroso no conoce... un alma fuera de este mundo estará para el —recito lo que bien podría ser la voz de profesora Trelawney—. Pero ninguno de los dos vivirá si el otro sobrevive.
—Harry —lo llamó Ginny.
Él se colocó frente a los demás y todos con su varita en mano y con ayuda de él encantamiento "Lumus" vieron a alguien a la lejanía.
Caminaba a paso lento, con un traje negro y aquella característica máscara.
—¿Donde está Sirius? —cuestionó el azabache.
—Potter, ya deberías saber la diferencia entre los sueños... —en ese momento con un movimiento de varita se desprendió la máscara dejando ver su rostro— y la realidad. Solo viste lo que el señor tenebroso quería que vieras. Ahora dame la profecía.
—La romperé si se acerca —le advierto el chico.
Unas risas se escucharon, Bellatrix y Stephen habían llegado a donde Lucius.
—El sabe cómo jugar, el lindo y pequeño, bebé Potter —dijo la mujer.
—Bellatrix Lestrange —susurró Neville.
—Neville Longbotton, ¿no? ¿Cómo están tus padres? —preguntó bastante cínica.
—Mejor ahora que los vengaré —el chico iba a dar paso al frente pero fue detenido por el brazo de la pelirroja.
—No Neville —murmuró Fer hacia el.
—Mejor hazle caso a la niña Weasley, ¿mi hijo ya se fastidio de ti? —preguntó Jones volteando a verla.
Quería lanzarle un Crucio en ese momento, por todo lo que su mejor amigo pasó, pero no lo haría.
—Todos vamos a calmarnos —dijo Lucius—. Solo queremos esa profecía.
