A veces los humanos viven solamente porque tienen que vivir, no buscan ni persiguen un objetivo en específico, son como maquinas que solamente buscan energía para seguir funcionando hasta que llegue el día que estén tan oxidados…que ya no puedan seguir.
Pero bueno, a mí no me va ni me viene, es más, me divierte su desesperación cuando se dan cuenta de esto tarde… pero bueno… ¿A que venía esto? AHHHH ya recuerdo, es solo una pequeña introducción a una pequeña historia, un tanto indispensable para entender la narrativa original, asi que, siéntense y relájense, que ahora viene la parte interesante…
La preocupación de que el resto del mundo recuerde su nombre era algo un tanto crucial para el entonces sargento Espinoza, el cual quería realizar algo…algo que pueda llevarlo lejos dentro de lo que era su profesión para que algún día pueda ser recordado por mucha gente…
Carlos Espinoza nació en la ciudad de La Paz, creció en una familia relativamente adinerada, la cual tenía grandes influencias dentro del tema político de este país.
Como era de esperarse, cuando Carlos les dijo a sus padres que quería ser policía, fue como un acto de traición para su familia, ya que se tenía el estigma de que solo la gente de las clases sociales muy bajas eran las que ingresaban a la academia de policía. No era mentira, Carlos tenía grandes dotes para el trabajo y que además tenía un fuerte sentido de la justicia desde que era muy pequeño, por lo que no importo cuanto sus papas quisieran que el trabajara en el partido de la familia, el termino con alcanzar este objetivo que definiría su vida hasta hoy.
Y vaya que hizo lo correcto, porque apenas tres meses después de haber ingresado a la academia de policía, el partido político de su familia, que se encontraba en ese momento en el poder, fue destituido a la fuerza por la misma población que lo subió, por el grotesco acto de corrupción… ¿hasta donde puede llevar a la gente la avaricia no creen?
Bueno, en fin, dentro de la academia de policía, Carlos fue el mejor de su promoción, obtuvo las mejores notas y con las mejores recomendaciones y un poco de suerte fue destinado a la ciudad de La Paz, su ciudad natal, para proteger y servir…vaya la suerte que estaría por tocarle…
Los primeros días dentro del módulo policial fueron relativamente tranquilos, como no podían faltar, había el arresto de uno que otro borracho y la decomisacion de uno que otro vehículo que se encontraba sin seguro contra accidentes, pero después de eso todo estuvo relativamente tranquilo…hasta esa noche (sonido de suspenso…jajajaja)
Era una fría, no, helada noche de invierno en la ciudad de La Paz, una noche de día de semana además, por lo que la incidencia de alcohólicos en el módulo era casi inexistente, por lo que los superiores se dieron unas horas de “descanso”, dejando a Carlos y a otro oficial a cargo del módulo.
De la nada, el teléfono comenzó a sonar (literalmente salió polvo del aparato por lo que nadie lo usaba) y fue Carlos el que contesto…Era una mujer, sonaba algo alterada y solamente podía decir una que otra palabra, ya que se encontraba hiperventilada, las únicas palabras que Carlos pudo escuchar con claridad, además de una dirección, fueron:
Accidente...Cuchillo…Ayuda…
Después silencio nada más…
Carlos, como no tenía a quien darle parte de lo sucedido, alerto a su compañero para que puedan ir a revisar que es lo que había pasado, pero su compañero le dijo que tendría que ir solo, ya que el modulo no podía quedarse solo y que además la dirección estaba apenas unas cuantas calles de ahí.
Sin tiempo que perder, el entonces Sargento Espinoza alisto su arma reglamentaria, su gas pimienta y se puso en marcha para afrontar el altercado que estuviese ocurriendo.
En La Paz, el 90 % de las llamadas a la policía son de accidentes de tránsito, lo cual hubiera sido muy probable de no haber escuchado la palabra cuchillo en aquella llamada tan extraña. El otro 10 % de las llamadas son por cosas aún más graves como asaltos y robos en curso o intentos de homicidio, a las cuales, desgraciadamente, la policía casi nunca llega a tiempo…
Cuando Carlos llego a la dirección pudo ver que no había rastro de ningún accidente de tráfico, por lo que supuso que esta era el caso de ese tan raro 10%...solo esperaba no haber llegado tarde…
Pero cuando estuvo a punto de tocar la puerta escucho lo que parecía un grito dentro de la casa que decía la dirección que pudo anotar…en ese momento derribo la puerta al más puro estilo Hollywood e ingreso lo más rápido que pudo…
Al entrar a lo que parecía ser la cocina vio que había alguien en el suelo…sangrando… y no respiraba…
A su lado se encontraba de pie un hombre de unos 1.80 mts. de altura, agarrando a una mujer por el cuello, con un cuchillo en la garganta… y mientras miraba a Carlos le dijo:
-Eh Paco de mierda, aquí nada te interesa, asi que mejor sal de aquí antes de que te mate a vos también, esto es entre mi mujer y yo.-
-Señor tranquilo- respondio sagazmente Carlos – no creo que esta sea la solución indicada, asi que por favor baje el arma para que podamos solucionar lo que queda de este problema de forma paicifica-
La situación se torno mucho mas tensa cuando Carlos pudo ver correr un poco de sangre por la garganta de aquella chica, en ese momento Carlos saco su arma y apunto directamente al sujeto.
-¡SUELTE EL ARMA O DISPARO!-
-Quiero que lo intentes…de seguro ni eres capaz, tal vez ni balas tiene tu pistolita-
Luego empezó a apretar más aquel cuchillo, Carlos tenía que tomar una decisión, era disparar o dejar aquella chica morir…el cuchillo se acercaba más a la vena principal de la chica…el hombre gritaba cosas incomprensibles…Era demasiada presión…
¡BOOM!
De repente todo se tornó mucho más lento de lo normal, como si todos los relojes del mundo hubieran acordado a correr un poco más lento para poder apreciar esa escena…el hombre caía de rodillas junto al cadáver de aquella chica, con lágrimas en los ojos trataba de hacerla reaccionar…el sargento Espinoza había fallado, había matado a la persona incorrecta.
-¡No quería matarla!...solo quería que supiera como me sentía al respecto de todo eso…todo esto fue un accidente…pero tú, ¡TU LA HAS MATADO!- Grito el hombre mientras se reincorporaba nuevamente a lo que corría hacia el policía.
Como era de esperarse, el Sargento, sin poder pensar en su reacción, jalo del gatillo una segunda vez, para dar en el objetivo que se había propuesto originalmente.
Habían 3 personas muertas en esa habitación, dos lo estaban por su culpa…eso fue lo último que pudo pensar antes de desmayarse por el inmenso estrés del momento…
Despertó en el hospital de clínicas…a su alrededor se encontraba un oficial de grado superior y un doctor.
-Antes de que preguntes, de salud física te encuentras totalmente bien, solo fue un desmayo por estrés masivo que provoco tu desvanecimiento- le dijo el doctor- pero ahora quiero que hablemos de lo que paso en esa casa-
Ahora no quiero hacer la historia más larga de lo que ya lo es, ¿así que permítanme que la resuma un poco está bien? Bueno, a esto le siguieron una seria de investigaciones de las cuales una de ella verifico que en realidad el hombre con aquella chica estaban casados y que el hombre que se encontraba en el suelo era el amante de aquella chica…y que este había atacado primero al esposo de la chica y que este por defenderse apuñalo a su atacante y luego por los nervios sumados a una buena dosis de alcohol decidió afrontar al policía… y bueno ustedes ya conocen el resto.
Después de varios meses de terapia, el Sargento Espinoza decidió renunciar al patrullaje en las calles, optando mejor por un trabajo de oficina para evitar todo tipo de altercados con gente a la que podría llegar a lastimar.
Pero dentro de el aun había esa sed de justicia, esa sed que solo sería saciada cuando el trajera justicia a este mundo de injustos…
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Los Demonios no lloran
Mystery / ThrillerUna serie de asesinatos toman lugar en la Tranquila ciudad de La Paz, la Policía no tiene la menor pista para poder atrapar al desalmado que esta cometiendo estos asesinatos a sangre fría. Entre tanto, Freddy, un adolescente promedio, por circunstan...