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Mi nombre es Sarah, Sarah Stark y hoy es otro común y mortal día como la asistente de mi hermano, Howard Stark. La guerra estallo y el gobierno espera ansioso a un nuevo soldado, uno capaz de aterrar a un alemán de buen porte. Mi hermano era un genio, pero era el ayudante de otro genio, Abraham Erskine un científico brillante para nuestra época y con una mente capaz de equilibrar esta guerra. Entre en la oficina con mala cara y mi hermano sonrió sínicamente, el muy idiota.

- ¿ Por qué la mala cara querida ? - dijo entregándome una taza

- No fastidies Howard, tu visita de anoche fue evidente - dije cansada y dando un sorbo al delicioso café con leche

- Vamos no seas amargada, pon buena cara. Estamos avanzando y pronto acabaremos con la guerra - dijo orgulloso

- Aún falta mucho Howard - lo detuvo Erskein - Señorita Stark - me saludo girándose hacia mi

- Doctor – asentí

- Bien tenemos mucho que hacer. Manos a la obra señores y señorita – recalco mi hermano

Me acomode en mi escritorio y Howard se sentó sobre el filo de la mesa, viendo al frente.

- Quiero que tomes notas, presta atención a los pequeños detalles de como reacciona. Confió en ti. Y luego cuentame tu opinión, necesito otro punto de vista

- Lo estaré, no te preocupes ¿ Todo listo para la expo ? – dije con la vista sobre mi cuaderno

- Si, ya casi. Debes venir, sal un poco de este campamento militar – me suplico

- Bien, iré. Muero por ver ese proyecto secreto del que hablas tanto y no dices ni siquiera que es

- Es un secreto, pero te volara la cabeza – me aseguro, alejándose de mi escritorio con su clásica confianza

Me haría bien salir un poco de aquí, inclusive ver a mis amigos. Pocos tenían la oportunidad de trabajar en este proyecto y aun más una mujer, no podía desperdiciar mi oportunidad. Extrañaba a mis amigos en especial a dos idiotas con los que crecí en Brooklyn. Steve Rogers, un chico flacucho y rubio con buen corazón, Y James B. Barnes, un don juan, divertido e intolerable a las injusticias.

Me levante de mi escritorio y Howard me rodeo con su brazo, por los hombros.

- ¿ Vienes a la ciudad ? – me propuso alegre

¿ Como siempre estaba tan alegre ?  Me cuestione

- Estoy agotada

- Bien, yo si lo hare – dijo feliz

...

Me desplome sobre la cama y sin muchas ganas. La expo seria la próxima semana, así que no tenia gran cosa que hacer. Solo me prepare un par de tostadas y me deje caer en el sofá con un buen libro.

La semana termino antes de lo pensado y debía viajar, junto con Howard, a la ciudad para la expo, todo estaba listo.

- Vamos te gustara – insistió mi hermano cuando subimos al auto

- Estamos en guerra, no me parece que nos distraigamos un fin de semana

- Todo ira bien y puedes volver a ver a esos dos idiotas con los que salías

- No los llames así – pedí

- Tu los llamas así – me recalco

- Son mis amigos, solo yo puedo llamarlos así

- Bien, bien – levanto las manos mostrando su inocencia

...

- Extrañaba Brooklyn y esta casa – dije entrando en la pequeña casa en la que crecí

Otra StarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora