Estaba perdida en mi prosa
escribiendo sin parar,
cuando todo estaba arruinado
hasta que mi vida empezó a cambiar.
Lo primero que me encontré
fue una linda rosa,
en el porche de mi casa
mi alegría era contagiosa.
Un apuesto galán se presentó
su nombre Mateo,
dijo que era mi admirador
y su signo Leo.
Aquel día empecé a ser feliz,
gracias al hombre que acabo de describir.
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Las Poesías Que No Le Pude Dedicar
RomanceAbigail ha pasado por muchas cosas en su pasado que está intentando superar aunque los fantasmas de sus recuerdos siguen ahí con pesadillas cada noche. Recibió ayuda de Mateo, un amigo de la infancia el cual se dejaron de hablar durante bastante ti...