𝐕𝗈𝗅 𝟎𝟎,𝟓.

2K 147 6
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.










¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Circe estaba en su pequeño cuarto, rodeada de ropa esparcida por todas partes mientras intentaba decidir qué llevar para su viaje. La ansiedad crecía en su pecho; no podía esperar para reencontrarse con su amiga, a quien no había visto en casi un año y medio.

—¿Has visto mi libro, Delirium? —preguntó desde la puerta de su habitación, con un tono de urgencia

—Te he dicho que no me llames así —respondió Delilah, frunciendo el ceño— Tu libro está en la encimera

—Gracias, Delirium —contestó Circe con una sonrisa traviesa

—Nunca vas a aprender, ¿verdad? —suspiró Delilah

—No —dijo Circe, encogiéndose de hombros

—Mejor ve a seguir empacando. Ya es tarde y no quiero que olvides nada como siempre.

Estaba ocupada tratando de encajar tres chaquetas en una maleta que ya estaba llena, cuando su madre Delilah, con su típico aire dramático, entró en la habitación.

—Circe, cherie —dijo su madre con acento de Nueva Orleans y una sonrisa que no auguraba nada bueno— antes de que te vayas a ese pueblo húmedo y lleno de... gente extraña, hay algo que debes llevar contigo.

Circe levantó la vista, medio ahogada entre la ropa.

—¿Por favor que no sea un paraguas? Ya llevo cinco y un hechizo para frizz en el cabello. ¿Qué tan húmedo puede ser Forks?

Su madre, sin dignarse a contestar, se acercó con algo envuelto en un paño rojo oscuro, como si llevara el tesoro más preciado del mundo. Circe la miró de reojo, sospechando que lo que venía no sería precisamente útil para su nuevo y lluvioso destino.

𝐓𝐡𝐞 𝐠𝐫𝐞𝐞𝐧 𝐰𝐢𝐭𝐜𝐡 | 𝐓𝐰𝐢𝐥𝐢𝐠𝐡𝐭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora