CAPÍTULO 4

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Salí del baño y me encontré con gente en el pasillo, pero solo algunas personas. Ellos me miraron con cara rara. Sabía lo que pensaban. Me lo habían dejado claro miles de veces. Hablaban en murmullos cuando pasé a su lado. Los escuchaba decir cosas feas de mí, como siempre.

Hubo una vez en la que tuve una amiga. Era mi mejor amiga desde que íbamos a prescolar. Nunca supe por qué se alejó de mí, o quizás sí; aunque era mejor ni pensarlo. Ella me había dejado para formar parte del grupo de los populares. Yo no encajaba con ellos. La chica gorda nunca encajaría con ellos.

Seguí caminando para llegar hasta el salón donde tenía clases. Tantos pensamientos cruzaron por mi cabeza mientras subía las escaleras, tantos miedos ocultos durante años, tantas veces que no me defendí y dejé que me pisotearan. Todas las veces que no aguanté más y que deseé que todo terminara.

Todo ese dolor y miedo, de alguna forma, se habían transformado en un odio oculto. Mantenía todo eso tan profundamente guardado que nadie nunca lo sabría. Y ya nadie nunca lo sabrá. Quizás.

La víctima en mí ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora