CAPÍTULO 6

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Laszlo abrió lentamente la puerta de su habitación y entró en esta

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Laszlo abrió lentamente la puerta de su habitación y entró en esta. El cuarto estaba en penumbras, pero ni siquiera se percató de ello. Como un autómata comenzó a quitarse la ropa mientras su mente se encontraba perdida, centrada únicamente en ese beso maravilloso; en la suave presión de los dulces y turgentes labios de Kassia, de sus manos alrededor de su cuello, acariciándole la nuca. De su delicioso cuerpo pegado al suyo y de todas las sensaciones que se despertaron. La mayoría fueron sentimientos dulces y prácticamente inocentes. Pero a medida que ese beso se intensificaba, otros sentimientos más agresivos y apasionados comenzaron a aparecer.

El hombre suspiró y se dejó caer sobre la cama, aún reflexivo por lo que acababa de suceder. Esa era la primera vez que era tomado por sorpresa. Por lo general anticipaba los movimientos de las mujeres, todas ellas aparecían delante de él con un solo propósito. Pero esta vez, Kassia lo sorprendió en realidad; pero lo que más le sorprendió fue su propia reacción... ¡no supo cómo actuar! Durante un breve instante1 se quedó estático sin poder reaccionar o decir algo y ella simplemente se fue, dejándolo ahí plantado frente a la puerta de su alcoba como si se tratara de un inexperto. Laszlo se echó a reír a carcajadas ante el pensamiento que acababa de cruzar por su mente.

-¿De qué carajo te ríes? - La voz de Heinrich logró que Laszlo se sobresaltara.

-¿Qué haces en mi habitación? - Preguntó Laszlo y frunció el ceño antes de encender la luz - ¿Por qué entras sin mi consentimiento?

-¿Dónde estabas? - Respondió Heinrich con otra pregunta - ¡Te he buscado por todas partes!, ¡la abuela quería hablar contigo! - Murmuró molesto - Tula se puso triste porque te fuiste a media fiesta... ¡en su cumpleaños! - Gritó el hombre - ¿En qué estabas pensando, Laszlo?

-Tula quiere que me case y siente cabeza, ¿no? - Dijo Laszlo y su hermano asintió.

-¡Pero eso no te da derecho a...!

-Estaba conociendo a mi futura esposa - Lo interrumpió Laszlo y sonrió de oreja a oreja - Quería estar a solas con ella, charlar, pasar un rato agradable y...

-¿Tú qué? - Gritó Heinrich sin poder comprender lo que su hermano mayor acababa de decir - Mira que no estoy para bromas.

-No es ninguna broma, ¡te estoy hablando en serio! - Exclamó Laszlo poniéndose serio - Creo... no, no - Murmuró sacudiendo la cabeza - No creo, ¡estoy seguro! Ella es la mujer que estuve buscando toda la vida.

Heinrich no supo que contestar, lo miró con incredulidad. Realmente lo que su hermano decía no le cabía en la cabeza. Laszlo siempre se había negado a hablar respecto a esos temas. A él no le interesaba una relación seria, sólo quería divertirse, pasar un buen rato y hasta ahí. Laszlo vivía entregado a su trabajo y una relación sería no cabía en su vida, al menos no en esos momentos.

¡Y qué decir del matrimonio! Esa palabra estaba prohibida para su hermano mayor, a quién le aterraba el hecho de vivir atado a una persona por el resto de su vida. Laszlo tampoco conocía la palabra "amor", amor de pareja. Él estaba contento con lo que tenía y enamorarse no encajaba en sus planes. Sin embargo ahora decía incoherencias y Heinrich tenía que averiguar más.

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