Velero

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Oh, ésta historia es un tanto triste. Te,  lo advierto ya, podrás sentirte cómo si estuviera hablando de ti. Pero, querida/o, seguramente ésta historia te recordará a alguien. Solo te aviso, podrás caer en las memorias y volver a quedarte atrapado en ellas.

El otro día vi un pequeño velero desde el cielo, parecía que quería acercarse a la luna. Parecía que quería tocarla, amarla, admirarla, ver todas sus imperfecciones y verlas como otras de sus muchas perfecciones. 

Oh, que sabría el marinero, que eso nunca iba a pasar. Pasaría cuando la noche se cayera encima, cuando las estrellas fueran tierra y los mares fueran galaxias. 

Parecía un reloj, siempre salía a la misma hora, durante los siete días de las semanas para admirarla entre las sombras. Oh, pero algunas veces se decepcionaba, pues no estaba su querida Luna, pues estaba cambiándose detrás de las nubes. 

Pero el marinero no tenía prisa, podía incluso solo observar su destello, con eso le bastaba. 

Un día intentó acercarse. Y acercarse. Y acercarse. Con el propósito de poder bajar la Luna del cielo, para hacerse un regalo a sí mismo.

Oh, pero cuando vio el amanecer se convenció de que otro día sería. Oh, que ciegos estamos  a veces por amor. Oh, que tontos nos hace. Que creemos que podremos conseguir algo que es imposible.

El marinero intentó seguir persiguiendo la Luna por días, meses. Pero, era como si una mariposa intentara ver sus propios colores.

Oh, nuestro pequeño marinero no era ya tan pequeño. Tenía barba, y cada día veía más oscura la Luna. Seguía pensando que ella le estaba esperando. Oh, pero cegado por amor siguió navegando en busca de una frontera que lo llevará con la Luna.

Oh, cuando estaba en el lecho de la muerte, ahí vio la frontera. Pero no iba a la Luna, iba a ser una estrella más. Comprendió, ya, que su amor no iba a ser posible. Ella era de otro universo y no pertenecía al suyo, no pertenecía a su especie, no podría estar mas cerca de ella que separado por el vacío del espacio.

Pero, oh marinero estelar, cegado por el amor, seguía conformándose con verla desde esa distancia. Quizá algún día fuera el momento de que se reúnan, cuando se reúnan en realidades iguales. Pero hasta que eso pasara, aún faltaba una eternidad. Como el estaba a una distancia como la de el sol y la luna podría pasarse una eternidad observando esas imperfecciones que ahora la hacían parecer tan bella.

¿Cuándo se dará cuenta, de que no puede ser?, ¿Cuando dejara que su alma sea libre?, ¿cuándo dejará de vivir en otra realidad, sin poder ver lo bello que puede ser el universo?

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