Capitulo 1: Preocupando a éste eronini

714 52 8
                                    

Parte 1

—¿Podrías al menos mostrar algo de interés en terminar esto?

—¿Eh? ¿Por qué debería hacerlo? Si fui yo quien se tomó mucho tiempo en ponerlo.

Hoy se está pasando de conchuda lo que me incita a golpearla en respuesta, pero tengo que calmarme o ella puede terminar desertando.

—Por cierto. Quería darte...

Aqua quiso decir algo, pero no logre escuchar todo. Por lo que me acerqué un poco.

—¿Qué fue lo que dijiste al final?

—¡N-nada! Estas muy cerca, aléjate estúpido hikineet.

Me empujo con tal fuerza que casi pierdo el equilibrio, pero me mantuve en pie.

—¡¿Qué te pasa?!

—¡Nada! Solo me parece repulsivo que te acerques mucho.

—¡Solo me acerque porque no te escuchaba bien! Así que no te pongas engreída.

—No te creo. Solo el hecho de estar caminando juntos debe excitarte.

—¡Claro que no! ¿Quién se excitaría al andar contigo?

—¿Quién más? Solo tú puedes excitarte en momentos como estos. Después de todo eres un eronini.

Si no fuera por la promesa de hace rato, la abandonaría y me iría.

—¡Ya quisieras! Solo te veo como una persona que me trae desgracias, y para el colmo eres tan desvergonzada que terminas metiéndote en problemas que terminan afectándome. Y en vez de disculparte actúas como si no hubiera pasado nada.

—Dices todo eso, pero cuando vivíamos en los establos te la pasabas agitado.

Aqua sonrió de forma burlesca mientras me decía eso y no pude ocultar el hecho de que eso sucedió. Es un pasado que no me enorgullece que me recalquen, pero casi me saca de mis casillas el hecho de que se rio después de eso.
Continuamos caminando mientras ella se seguía burlando de aquel incidente.
Me cansé de eso y decidí, a partir del tercer letreo, hacerlo por separado. Una parte Aqua y yo la otra, pero para evitar que Aqua no abandone lo que le toca, le propuse invitar la cena. Sé muy bien que esto está mal, pero me comprometí con la señora el terminar esto y eso hare. No importa que.
O eso quería, pero Aqua se negó rotundamente y dio un resultado que no me esperaba, o mejor dicho, no quería que sucediera. Que ella desertara.

—¿Por qué te opones tanto a esta idea? ¿Acaso no quieres terminar esto pronto?

—Si quiero, pero… te llevaras esta capa y entonces tendré frio.

—Entonces te la dejo.

—Aun así…

Esta solo está poniendo pretexto. Estoy seguro que a ella le resulta más fácil que lo haga yo, como he estado haciendo hasta ahora. Mejor no le digo nada y solo le sigo el juego. Ya que al menos ella sostiene los carteles mientras yo los quito y que por cierto algunos no fueron muy fáciles de bajar.

—Está bien. Al menos quita algunos carteles.

—No quiero.

¡Bendito sea el amor puro de esta diosa!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora