-¡LISA! vas a hacer que nos matemos. -dije riendo exaltada mientras escuchaba bocinas y apoyaba mi mano encima de la suya que tenia reposando en mi pierna izquierda.
Acaba de cruzar un semáforo en rojo por estar mirándome. Casi me da algo.
-Lo siento pero no puedo dejar de mirarte, estás hermosa. -no puedo explicar lo que me generó solo esa frase y ella mirándome con esa sonrisa, quería que frenara el auto y besarla hasta perder la razón. Pero no podíamos, solo me incliné y le di un corto beso en sus labios, Lisa hizo un puchero y yo empecé a decir algo sobre lo importante que es prestar atención mientras alguien está manejando y cosas así, ella solo reía.
Llevamos un mes de novias, me hace sentir cosas como nunca nadie me hizo sentir antes, me encanta todo de ella y no puedo estar mas feliz de tenerla conmigo. Todo va muy rápido pero es hermoso.
Siempre hacíamos esto, me refiero a recorrer las calles en su auto, se volvió una costumbre para mi y creo que para ella igual. Ya tenia algunos accesorios dando vueltas, como labiales, pintura de uñas y más, a Lisa le enfadaba pero me decía que de alguna forma le gustaba que quedara algo mío en su auto.
A veces me quedaba dormida mirando por la ventanilla o mirándola a ella, tenia el pensamiento constante en si algún día me preguntaría si yo también siento que esto es amor. Nunca lo dijo o nunca se animó a decirlo, pero yo de verdad lo creo.
Seulgi nos invitó a almorzar hoy, Lisa me contó que su hermana era malísima en la cocina y me dio ternura que lo intentara para nosotras, espero que podamos llegar temprano para ayudarla en lo que necesite.
Lisa «vive» con su hermana en una cabaña fuera de la ciudad, la vista era solamente arboles y yo comencé a sentir envidia por lo tranquilo que es todo. Pero ella casi nunca para en su casa, estudia y trabaja dando clases de baile para niños de primaria, algunas noches duerme en mi departamento y otras veces acude a sus amigos. Para no andar ir y viniendo.
Ese era otro tema, sus amigos. No los conozco pero he escuchado bastante sobre ellos, tienen un club nocturno en los que a veces tengo que estar detrás de Lisa porque llega ebria y con un olor a humo insoportable. Nunca me metí en la relación con sus amigos pero solía pedirle que que cuide su organismo.
-Amor, llegamos. -dijo bajando del auto y riendo porque en un momento me dormí y ella gritó tan alto que me asusté y comencé a chillar del miedo. Si, siempre duermo. Lisa es silenciosa, no es de hablar mucho mientras conduce (pero se salta los semáforos en rojo) y me encanta, pongo música y me quedo literalmente dormida.
Cuando crucé la puerta de entrada ya se podía sentir el ambiente familiar, me recordó a mi hogar con mis padres de niña y me imaginé miles de momentos en los que pasaría aquí con ella.
Me presentó a Seulgi, si no fuera porque está a kilómetros de casa viviría literalmente aquí, ella es encantadora, tiene una voz hermosa y me genera mucha confianza, espero poder conocerla más.
El almuerzo estuvo delicioso para ser sinceros, Lisa estuvo burlándose de su hermana durante toda la comida preguntándole si de verdad había cocinado ella, me sentía bien ahí, querida, aceptada.
En un momento Seulgi sacó un álbum de fotos de Lisa cuando era niña, me dio gracia cómo intentaba sacárselo de las manos a su hermana porque le daba vergüenza que yo las mirara. Era malditamente adorable, el flequillo era su marca, lo ha llevado toda su vida, escuchaba a su hermana decir que era la típica niña con gafas durmiendo en camas individuales.
-¿Como es posible que seas tan tierna? .- dije agarrando una foto donde sonreía con sus grandes anteojos y le faltaban un par de dientes. -Te comería a besos.