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Este laberinto está todo enredado
¿Realmente piensas continuar?
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Abril.
Hirai Yuji a menudo extraña sus días de infancia, recordando los tiempos más fáciles en donde uno de sus mejores amigos no maltrataba al otro y ella no tenía que estar en el medio de toda la disputa. Los tres solían estar todo el tiempo juntos cuando iban en preescolar, aunque incluso en ese entonces, Kacchan ya se sentía superior a todos los demás por tener un quirk increíble y ser alabado todo el tiempo por todo el mundo porque era bueno en todo lo que hacía.
Habiendo crecido atrapada entre él e Izuku, a nadie le sorprende toda su personalidad pasivo-agresiva porque así es como mantiene una clase de equilibrio la mayor parte del tiempo. Sin embargo, a veces, la balanza se inclina para el lado desagradable.
—Como todos cursan tercer año, es momento para que piensen en su futuro —dice el profesor parado al frente del aula—. Les pasaré folletos para sus planes a futuro, pero ustedes planean entrar al departamento de heroísmo, ¿no es así? —pregunta y lanza al aire los folletos que tiene en la mano.
— ¡Sí!
—Tsk, ruidosos —masculla de mala gana, mirando mal a todos sus compañeros que activaron sus quirks para lucirse, emocionados por la mención del departamento de heroísmo.
—Todos tienen quirks maravillosos, pero usarlos en la escuela es ir contra las reglas —les recuerda el adulto.
— ¡Sensei! —Todos guardan silencio al escucha voz de Bakugo Katsuki, alias Kacchan para sus amigos de infancia, quien está sentado casi al fondo del aula con las piernas encima de su escritorio y su característica sonrisa de superioridad—. No me ponga en el mismo saco. ¡No voy a estar en el fondo con el resto de estos rechazados!
— ¡Eso estuvo fuera de lugar, Katsuki! —reclama ofendido alguien sentado a la derecha del aula.
— ¡Deberían callarse como los extras que son! —responde burlón.
