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—¡Lobito! -Me llamo Emma desde la oficina. Aunque podemos comunicarnos a través de nuestros lobos, sin necesidad de gritar como unos desquiciados preferimos la opción mas divertida- ¿Dónde estas?

—¡En la habitación! -Conteste en su mismo tono. Me levante del sofá y camine con tranquilidad hacia la puerta. 

—Tienes una carta sin remitente -Menciono mi mate, al oír aquellas palabras todo mi cuerpo se tenso y rápidamente corrí por el pasillo hasta la oficina. Ella no debía leerla- ...¿Estas bien? -Cuestiono con preocupación luego de que el susto inicial abandonase su sistema. Creo que el abrir la puerta de un golpe no fue la mejor de mis ideas. 

—¿Qué te hace creer eso? -Hablo Liam completamente indignado por mi actuar- ¡Esta embarazada y la asustas de esa forma! ¡Salvaje! -Me insulto a su manera- ¡Tienes dos manos, úsalas como debes! 

—¡Lo siento, Princesa! -Me apresure a decir caminando hacia ella. Pelusa mantuvo su mirada en mi todo el tiempo e inclusive comenzó a gruñirme al ver la rapidez con la que me acercaba a Emma. Debido a esto me vi en la obligación de permanecer quieto hasta que la de exquisito aroma calmase a Pelu- Lo siento -Susurre una vez recibí mi aprobación para moverme. Aunque esto parece tonto la de olor a tulipanes es capaz de saltar dos metros sin demasiado esfuerzo, por lo que enterrar sus afilados colmillos en mi cuello no representa ninguna dificultad para ella. 

—¿De quien es la carta? -Se cruzo de brazos sin soltar el sobre. Sus bellos ojos magenta se clavaron en mi, mostrando como su estado de animo cambiaba lentamente- Sé, que lo sabes, incluso has estado actuando raro desde que Lukas y Noah volvieron a su manada -Se apresuro a decir pero de igual manera no logre formar una explicación adecuada- ...Ten -Suspiro y me entrego el sobre. Tal y como sospechaba, la caligrafía era la misma que la carta que me fue enviada hace dos días, nuevamente era del desgraciado de mi padre. Fui muy ingenuo al creer que todo acabaría tras eliminar el mensaje de mama. 

—¿A donde vas? -Pregunte al percatarme de como tanto Emma como Pelu se ponían de pie a la vez. Arrugue el papel en mis manos en un intento por desquitar mi frustración de la manera mas silenciosa posible, no quiero que estas cartas ocasionen peleas con mi mate pero a decir verdad es un milagro que esta sea la primera que mi Princesa descubre.  

—Ya casi es la hora del almuerzo... ¿Vienes? -Me regalo una pequeña sonrisa y me extendió su mano. Asentí y entrelace nuestros dedos, una vez el sobre estuvo en mi bolsillo salimos de la oficina. 

»»»»»:«««««        

Emma no volvió a preguntar nada acerca de la carta y en parte lo agradezco, pero es imposible no notar su curiosidad y preocupación. No es para menos, pocas fueron las ocasiones en las que no conteste sus preguntas, sin mencionar que, tal y como ella menciono en la oficina, desde que nuestros amigos se fueron hace exactamente dos días no he actuado como normalmente lo haría, no puedo estar del todo tranquilo... Todo gracias a la carta, la única que envió mi madre fue la que marco el inicio del problema, las cartas de mi padre no se hicieron esperar. 

En cuanto tuve la oportunidad abrí el sobre y comencé a leer su contenido, eran exactamente las mismas palabras. Quería visitarme, conocer mi manada y, si es que lo tengo, a mi mate. El lado bueno de todo esto es que aún no sabe de la existencia de Emma y mi futuro cachorro, pero eso no me garantiza que no llegará el rumor en cuanto se acerque a mis territorios y manadas. Pero no será mas que eso, rumores, porque la realidad es que los únicos que saben sobre el embarazo somos los cuatro grandes: Rose; alfa de la manada de medio Oeste, Adam y Vito; alfas del Este, Lukas y Noah; alfas del Norte y medio Oeste. Y claramente yo; alfa de la manada del Sur.

Ojos rojos 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora