No es asediar si es consensuado

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-Abril 27-

Siempre me negué a enredarme con hombres mayores, cuando perdí el rumbo de mi vida, lo hice. Hice todo lo que algún día dije que no, no obstante, no me arrepiento, todo pasa por algo. Sin llegar a medir las consecuencias de mis acciones, termine entre las garras del mortal más peligroso que haya conocido, el típico hombre que no tiene necesidad de "coquetear" para tener una mujer a su entera disposición. Siempre he sido consciente de que todas hacen fila para estar cerca de él, no hay necesidad de bajarle las bragas a ninguna, llegan directamente sin ellas.

Es la definición de la palabra "fuckboy" en toda su esencia, y ¿Quién es esta pobre alma para negarse a los encantos de tan vil pero seductora criatura? Yo me declaro como una simple humana pecadora, en un pasado mis plegarias tenían como fin la redención de mis pecados, no obstante, desde su llegada, mi entrada a la famosa "viña del señor" se esfumó por completo.

~El cielo y los "buenos hombres" están sobrevalorados, si encuentras el mayor placer en lo más recóndito y prohibido del infierno en vida que te puede ofrecer un mortal, sin embargo, he allí lo primordial, no cualquier ser banal te puede llevar a ese éxtasis que solo un "mal hombre" en esencia pura podría~

Es un ser prohibido, mi mayor tentación. Una vez el mismo invadió todo en mí, no hubo vuelta atrás. Físicamente, es un hombre de mediana estatura, cabello negro como la noche, labios lo suficientemente carnosos como para llevarte fuera de la galaxia con tan exclusivamente un beso, un cuerpo muy bien trabajado, el famoso perfil griego le queda estúpido, pero hay algo más, algo que absolutamente nadie puede tener, su mirada. Esa maldita mirada, que, como diría yo "hace volar bragas con tan solamente un vistazo" pero, más allá de la sensualidad que emana la misma y su imponente presencia, sus ojos son el espejo directo a su alma; no sé si yo sea la única capaz de ver un poco más allá de esa mirada llena de deseo carnal, y en medio de esa travesía a su alma quiero creer que si lo soy, por más que me cueste admitirlo, el creer que solo yo tengo esa capacidad de entrever más allá de su físico y ese algo que encanta a todas, poder ver sus matices más oscuros, me hace sentir única.

Y con observarlo directo a sus ojos, sé que esconde... Millones de secretos.

A ciencia cierta no sé cómo puedo sentirlo, ¿sexto sentido? ¿Conexión? No lo sé. En mi corta vida pocas veces llegue a sentir conexiones fuertes con las personas que me rodean, a tal punto de entender con un vistazo que siente o quiere, e incluso de cierta forma, que piensa. La primera vez nunca la olvidaré, lo experimenté con mi mejor amigo, como si lo hubiese conocido de toda la vida, lo mágico es que, a día de hoy, esa hermosa conexión no desaparece, es cada vez más fuerte, con altas y bajas, pero cada vez más unidos. La segunda vez, el hombre que creí el amor de mi vida, siempre conecté con él al punto de leerlo fácilmente con un solo vistazo ¡pero! Él, su mirada, ninguna como la suya, es como si pudiese conocerlo en diferentes esferas sin siquiera haber convivido con él o conocerlo a fondo, es algo que no puedo igualar o comparar, ni siquiera puedo describirlo por completo.

Cada vez que me ve fijamente es como si me recorriera por completo, y no hablo físicamente, es algo más "espiritual" e íntimo, como si pudiese conocer fácilmente cada uno de mis más profundos secretos.

Siempre he sido mujer de sostener fijamente la mirada, pero con él lo he logrado escasas veces, de cierta forma me intimida la sensación que me transmite su habilidad para leerme. No soy una persona de ir por la vida fingiendo alguien que no soy, pero hay cosas que me gusta guardar para mí misma, una de ellas, mis emociones, entonces, cuando él me mira, es como si ya no tuviese que fingir estar bien, e inevitablemente me siento desnuda frente a sus ojos, sin elección.

Irónicamente, me genera intranquilidad el hecho de que me encante, con otras personas sentirme tan develada sería una sensación de pánico, ya lo viví antes, llegue a sentirme invadida y molesta a diario. Con él sucede todo lo contrario, aunque sea algo en contra de mi voluntad, lo disfruto.

No obstante, no todo es color de rosa, hay dudas que invaden cada rincón de mi mente cuando estoy a su lado y me siento tan expuesta, recorren cada espacio en mí, adueñándose y atormentándome para no dejarle cabida a nada más, ¿Qué tanto puede ver y por qué?, lo que es aún más importante ¿Por qué no lucho contra ello? 

UN HOMBRE, INCONMESURABLES ENIGMAS; UNA MUJER, INTENTOS VANOS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora