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Disclaimer: los personajes de esta historia pertenecen a Masashi Kishimoto. Obra inspirada a fin de entretener y sin fines lucrativos.

"....." pensamientos
-.....- diálogos
●●●● cambio de escena

Gran visir 

Respondo al llamado del gran sultán —

Tan pronto como había escuchado de sus doncellas que Neji estaba devuelta lo mandó a llamar, necesitaba confirmar si había tenido éxito en completar su pedido personal.

Esperaba que durante su viaje tuviera el menor contratiempo posible, pero el castaño se había retrasado considerablemente en completar la tarea, al punto de ponerla nerviosa, haciéndose imposible el dormir apaciblemente durante las dos noches que su primo había estado fuera.

¿Lo conseguiste? 

Lo hice — respondió con suficiencia, ganándose un suspiro de alivio de su parte.

Ambas... ¿están bien? 

¿Por quién me toma? — dijo ofendido, era bien sabido que Neji podía ser brusco en algunas ocasiones, siempre y cuando no se tratara de Hinata.

L-Lo siento... no, no quise decirlo así 

Si está tan preocupada, debería verlas usted misma — 

Estaba siendo algo dramático, lo sabía, no gustaba de aquellos cuestionamientos a su eficiencia. Por ende, luego de fingir pensarlo, decidió rechazar su oferta. Como sultán, aún le quedaban cosas por hacer para arreglar su situación y que las cosas marcharan bien.

Confiaré en tu criterio — suspiró, colocando el turbán sobre su cabeza — Déjalas al cuidado de las criadas, ya las veré después 

Como ordene —

●●●●

Su cabeza dolía a horrores, se sentía desorientada y sobre todo cansada y adolorida. Con dificultad abrió sus párpados y se encontró a sí misma en una habitación desconocida, sobre mullidas colchas y pieles que no encajaban con su vida y casi semi desnuda, cubierta por una fina seda que fácilmente podría resbalarse de su cuerpo si no tenía cuidado.

Horrorizada, tomó la manta contigua y se envolvió en ella, encontrando a Ino justo al lado y en las mismas condiciones.

Veo ya han despertado — escuchó una voz a su izquierda que la hizo dar un respingo.

¿Q-Quién es usted? ¿Dónde demonios estamos? — a duras penas pudo formular una de las tantas preguntas que vagaban por su mente, estaba asustada, más por el hecho de no saber donde se encontraba y con qué propósito, que de la persona frente a ella.

Pero aquella, sin inmutarse, preparó diligentemente cremas, aceites e incienso, para luego proceder a llamar a otras mujeres que rapidamente llegaron hasta ellas para tomar a ambas de los brazos y forzarlas a dirigirse a lo que suponía era un Hamman.

¿Pero qué mier...? ¡! — la conmoción había logrado despertar a Ino, quien la miró confundida — ¿Sakura? —

¿Qué es lo que nos hacen? ¿A dónde nos llevan?

Ambas forcejeaban para poder liberarse de las determinadas manos que las mantenían en su sitio, se sentían acorraladas y el miedo y la incertidumbre empezaban a hacer mella en ellas.

No es mi deber responder a sus preguntas — caminaban con dificultad tras ella, siendo arrastradas por las demás — Ya tendrán tiempo para aclarar sus dudas después — la vieron abrir la puerta, y un esplendoroso baño apareció ante ellas — Por ahora, les quitaremos la mugre de encima

Instintivamente taparon su cuerpo con pudor. ¿Desnudarlas? ¿Acaso estaban locas o simplemente creían que eran unas prostitutas sin vergüenza alguna?

Trataron de protestar una y otra vez, pero aquellas hicieron caso omiso a sus quejas y con premura desnudaron sus cuerpos para proceder a tallarlas con jabones, esencias y aceites de forma considerable.

La primera en sucumbir a los tratos fue Ino, quien encantada disfrutaba de la calidez del agua en su piel y del dulce aroma de las rosas. Sakura por su parte guardaba sus reservas, aún no se sentía cómoda con todo lo que sucedía.

Parece que lo pasas bien — no pudo evitar decir una vez quedaron solas en la habitación — No estás preocupada en absoluto

La rubia rodó los ojos hasta dar con ella, quedó unos minutos en silencio antes de agregar con desdén.

¿De qué me serviría? ¿Acaso cambiaría algo si me dejara llevar por los nervios?

¿No quieres saber acaso porqué estamos aquí? — se irguió en la tina con dificultad y abrió los brazos importándole poco su desnudez — Nos secuestraron Ino, por el amor a los santos, ¿no te importa que puede pasar con nosotras? — resopló para sus adentros, amaba a su amiga, pero avl veces podía ser realmente tonta.

¿Qué más te da, frente? — chasqueó su lengua exasperada — Si quisieran hacernos daño ya lo habrían hecho, sólo relajate y disfruta de los lujos por un momento, ¿quieres?

La creciente tensión entre ambas fue cortada por las mismas criadas de antes, quienes sin mediar palabra secaron sus cuerpos y pusieron sobre ellas hermosas vestimentas acompañadas de finos accesorios.

"Debe ser un hombre rico" pensaron ambas tras cruzar una mirada. No podría haber otra explicación para ellas al ver aquellas joyas que ahora adornaban desde su rostro hasta sus pies.

Fueron guiadas a una habitación muy diferente a la primera, más lujosa y elegante, con una mesa llena de comida y vinos diversos. A un costado había una puerta que las dirigió a una alcoba doble, donde cómodas sábanas esperaban a ser usadas para el descanso.

Vivirán aquí a partir de ahora — procedió a darle una pobre explicación aquella mujer — El señor vendrá para conocerlas más tarde

Luego de que se marchara, con algo de cautela exporaron el lugar. Era un edificio hermosamente decorado, con un amplio jardín y animales exóticos que resguardaban el lugar. Aquello parecía un palacio, con estricta seguridad.

¿No te parece extraño? — habló la rubia luego de un rato, mientras caminaban hacia sus nuevos aposentos.

¿Qué de todo esto no lo es? — desconcertada y molesta respondió, odiaba el sentimiento de incertidumbre que se iba apoderando de ella mientras pasaban las horas.

Lo digo enserio

"Yo también" pensó la pelirosa para sus adentros.

No hemos visto ningún criado, todas son mujeres aquí — ahora que lo pensaba, su amiga tenía razón — ¿Crees que sea un fetichista?

De verdad esperaba que no. Todo aquello era muy extraño. Si miraban bien la estructura del lugar, parecian estar en un anexo separado, como si fueran custodiadas del mundo exterior.

"Quizá... ¿somos parte de un Harem" una idea cruzó fugazmente su cabeza.

Era lo más lógico dadas las circunstancias. Ahora sólo quedaba averiguar qué noble trastornado las había secuestrado para volverlas sus servidoras personales.

Ustedes dos — brincaron en su lugar debido al susto de ser llamadas repentinamente — Prepárense para recibir a su alteza

¿S-Su alteza?

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Nos vemos en la próxima (✿◠‿◠)

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⏰ Última actualización: Feb 11 ⏰

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El Sultán es una MujerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora