Una Coartada Válida

Parte V

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Estaba sentado en medio de un lugar oscuro, llorando con el rostro escondido entre mis rodillas.

–¿Por qué lloras?– La dulce voz de un niño resonó en el lugar.

–Porque estoy solo...– Él se acomodó a mi lado casi de la misma forma.

–Yo también estaba solo, pero papá hizo amigos para mí. ¡Ellos pueden ser tus amigos también! Ven, te los mostrare.– Se levantó de un salto y tomó mi mano antes de salir corriendo. Mientras era arrastrado por ese pequeño, la oscuridad se desvaneció, dejando frente a mis ojos un pasillo blanco puro y finalmente alcanzamos una puerta. –No le vayas a decir de esto a papá, pero, mi favorito siempre fue Fredbear, me gustan su moño y su sombrero... ¿Cuál te gusta más?– Miraba asombrado alrededor.

Era la habitación soñada de cualquier niño, tenía tres estantes repartidos por la pared, desde el piso al techo, a rebosar de cómics, había muchos juguetes, tanto de plástico como de tela y una cama doble estaba acomodada de frente a un ropero cerrado. Los colores eran bastante neutros, sin ninguno resaltando.

–Creo que... Me gusta... Bonnie...– Abrió los ojos con emoción.

–¿En serio? ¡A mi igual! ¿Sabes? Papá una vez me contó que cuando lo estaba diseñando tuvo una pesadilla donde él llegaba y le hacía daño, pero no se desanimó y cuando terminó, supo que había sido lo mejor.– Dirigió su mirada al mismo lugar que yo veía con tanta atención. –¿Te gusta Spiderman...?– Me sonrojé y asentí, completamente avergonzado de que notara mi falta de atención a sus palabras. –... ¡Genial! ¡Los tengo todos! ¿Ves? Desde el número 1 hasta el 243, seguro que ahora hay muchos más...–

–Son... 290.– A nadie le había mostrado mi hobby de leer cómics, encontrar a alguien a quien le puedas contar de tus cosas favoritas se siente... Extraño.

–¡Que envidia! Me encantaría leerlos. Pasaría tardes completas sentado junto a papá leyéndolos...– Por primera vez, su sonrisa tembló. –... ¿Lo harás por mí...?– Casi parecía ser otra persona, pero sólo duró unos segundos. –¿Sabes? Lo bueno de tener un padre estricto como él, es que cuando no haces nada para merecer un castigo, te premiará con lo que quieras. Así sea un nuevo tomo del cómic que tanto te gusta... O sólo un par de palmadas en la cabeza mientras te dice lo bien que te estás portando. Él es muy influenciable, le gusta que los demás dependan de él y es muy celoso.– Estaba mirándole muy atento, con los ojos bien abiertos. –¡Dios! Es tardísimo, debes despertar. Quizás mañana podamos leer algún nuevo número de Spiderman juntos.– Lo abracé.

–No me quiero ir... Allá todo duele... No quiero más dolor...– Evan me devolvió el abrazo.

–El dolor no es malo. Te hace sentir vivo en cierta manera. Pero ahora sabes que no estás solo, hay gente que se preocupa mucho por tí ahí.– Escuché un suave murmullo y sabía que debía soltarlo, pero no quería.

–Prométeme que te volveré a encontrar...– Sorbí la nariz, alejándome un poco.

–Podrás verme todos los días, nada malo va a pasar. Sólo quiero que los cuides mucho... Rei...– Todo el cuarto de iluminó y al siguiente momento ya no había nada frente a mí.

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–Buenos días...– Anuncié con voz ronca.

–Hasta que despiertas, es medio día.– Una sonrisa asomó por mis labios.

–... Lo siento...– Murmuré. Se acercó y dejó varios besos mariposa en todo mi rostro.

–No importa, ¿Crees poder levantarte?– Negué girando en la cama.