Él es dulce como la miel, y ella... ella pues es ella. Pero eso no frena el suave amor que se
forma en el panal de "amistad".
Chifuyu x OC
inicio: 22 de noviembre, 2021
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Hana caminaba entre los cerezos que combinaban con su cabello rosa. Estaba entrando a primero de secundaria, recién cumplidos los 12.
Sus dos hermanos entraban ya a la prepa, por lo que estaban en un plantel diferente a ella. Debía admitir, Hana siempre los envidió por tenerse a ambos, aunque no lo aceptara, ella hubiera querido una gemela también.
Llegó al edificio y entró. Se dirigió al locker que le habían indicado y cambió sus zapatos de calle por unos limpios para la escuela. Checó la hoja de papel que tenía en sus manos, la cuál decía su salón.
Hana chasqueó la lengua al darse cuenta que tendría que subir tres pisos y caminar hasta el fondo del pasillo para llegar a este.
—Que fastidio...— murmuró la chica.
Subió las pesadas escaleras hasta su piso y caminó por lo que sintió décadas, cosas de ser floja. Llegó al salón que le tocaba y observó a todos; nadie interesante.
Se sentó hasta en frente, podría ser floja, pero sus calificaciones le importaban bastante, y teniendo déficit de atención, el sentarse alejada no le ayudaba.
No quería seguir los pasos de sus hermanos uniéndose a una pandilla... o tal vez si, pero jamás lo admitiría, ser la niña buena de los tres le traía bastantes beneficios.
El profesor entró, empezaba a llamar la lista, y el último alumno llegó. Estaba rapado de los lados, donde la poca cabellera que había era de su color natural de cabello, y luego tenía un especié de mohawk, bastante ridícula a la vista de la chica, y aparte estaba teñido. En lo que si se fijó, fue en los ojos del chico, eran de un color esmeralda profundo, y sus facciones eran bonitas. Podría ser un chico guapo si no se peinara así de ridículo.
—Retardo— el profesor se limitó a decir. El chico se encogió de hombros y se sentó hasta atrás.
Dios, tendría que convivir con esa bola de idiotas por un año completo.
El timbre tocó al fin para el descanso. Hana se levantó lista para irse de una vez, pero fue detenida.
—Oi tú, la de pelo rosa— llamó el chico de ojos esmeralda, que si no estaba incorrecta, se llamaba Chifuyu.
Hana se volteó mostrando fastidio, su ceño levemente fruncido y con mirada autoritaria. —¿Que quieres?
—Tu nombre— respondió Chifuyu.
—Hana Kawata.
—Hermana menor de los gemelos Kawata— Chifuyu comentó. —Eso explica el complejo de superioridad— se encogió de hombros.
