Tik.
Tik.
Tik.
El sonido del grifo goteando lo despertó de su pequeña siesta, bostezo mientras estiraba sus músculos los cuales se hallaban entumecidos por la posición tan incómoda en la que estuvo, no sabía cuándo ni cuánto tiempo durmió pero a juzgar por el dolor en su espalda debió haber sido un tiempo considerable.
Le sorprendía haber dormido en la mesa de su escritorio creyó que cuatro tazas de café eran más que suficiente para mantenerlo despierto pero al parecer se equivocó. Maldijo en voz baja el tener que dormir y comer adecuadamente pues ahora estaba atrasado con su trabajo.
Aún tenía una gran pila de documentos que rellenar y lo peor era que debía entregarlas mañana, no iba a terminar ni aunque se desvelará. Ya podía oír los gritos de su jefe reclamarle por su incompetencia de nuevo, a veces creía que aquel sujeto lo odiaba. De alguna manera eso le trajo recuerdos de su antigua vida, cuando sólo era un empleado de una tienda de DVDS recordaba que su jefa a pesar de ser menor que él lo trataba de manera cruel e irrespetuosa.
Se preguntó si era culpa de su aura o algo así pues según recordaba en todas las líneas temporales por la que pasó, siempre era tratado mal por sus superiores.
Recostó su cabeza en su mano derecha, la verdad aún quería dormir pero al menos quería terminar algo del papeleo.
Ser policía no era nada sencillo, le gustaba mucho su trabajo pero realmente a veces necesitaba dormir al menos tres horas seguidas.
Unos golpes en su puerta lo interrumpieron de su sufrimiento, miró el reloj de su pared era la tres de la tarde además era domingo. Fue a abrir y se sorprendió al ver quién era su inesperado visitante.
—¿Naoto? — ladeó la cabeza confundido, por un momento pensó que sería uno de sus vecinos o un vendedor jamás se imaginó ver a su compañero en la puerta de su apartamento.
—Te vez terrible, Takemichi — saludó con un usual tono serio pero con una sonrisa amable — ¿Sigues trabajando?
—Eh, si. Sabes lo estricto que es el señor Tachibana.
—Se está pasando, hablaré con el. No puedo permitir que te siga sobre exigiendo de este modo.
—N-No hace falta, puedo con esto de verdad — sonrió de manera nerviosa.
Naoto suspiro pesadamente.
—Sin importar si se trata de trabajo o de saltar en el tiempo sigues siendo tan terco. Salgamos a caminar, al menos despejate un poco antes de seguir, si te desmayas será un problema.
Takemichi iba a negarse pero sabía que Naoto era muy persistente, él no era el único terco allí. Tomó su chaqueta y sus llaves y salió con su amigo de su hogar.
El clima estaba muy agradable, ni tan caluroso ni tan frío. Las calles estaban algo concurridas, tal vez por ser un día de descanso, a pesar del ajetreo Takemichi disfrutaba demasiado el ambiente. Una paz silenciosa se cernía en Tokio a pesar de que ningún habitante lo notará.
—Es reconfortante — habló Naoto al darse cuenta de lo que pensaba Takemichi — Y aún me es imposible de creer que lo logramos.
—Prometí que los salvaría a todos, sin importar cómo debía cumplir mi promesa — una sonrisa se posó en los labios del Hanagaki.
—Sí, te esforzaste mucho — Naoto recordó todo lo que vivió su amigo, la sangre, las muertes, los sacrificios, todo para obtener este resultado. Apretó los labios, a pesar de todo lo que hizo el ex pandillero, a pesar de todo, sentía que no era justo — ¿Has hablado con ellos? ¿Con él?

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¿Y tu final feliz? |MiTake|
FanfictionNaoto trás ver que todo ha salido bien, arma un plan para ayudar con su final feliz a su ex cuñado y actual mejor amigo.