Ciudad de México, 2006.
Como cada lunes desde que entró a trabajar a Conceptos, llegaba a la oficina con una sonrisa en su rostro, el día de hoy sentía más la dicha correr por sus venas, su fin de semana fue pletórico, jamás imaginó que pudiera vivir tantas emociones en una simple noche, parecía un sueño del que no quería despertar, ahora más que nunca, estaba segura que daría todo por la persona que estuvo a su lado viendo el amanecer entrar por la ventana de esa acogedora habitación.
Por primera vez en mucho tiempo no le importaba nada más que su felicidad, había llegado el momento de arriesgar todo por ese amor que siempre pensó era una ilusión, algo tan sublime que podía desaparecer con un soplo de viento.
Sin embargo, le bastaron unos días para darse cuenta que era un eslabón tan fuerte que estaba bendecido por Dios.La felicidad era algo que nunca experimentó hasta que lo conoció, él llegó a pintar de un matiz pastel su lienzo que siempre estuvo de un color grisáceo, ahora permanecía en una gama de colores interminables, más bonitos que un arcoiris reluciente, que se forma después de la peor tormenta, dejando un cielo despejado, con el más bello sol de verano.
Sentirse así se lo debía al dueño de su sonrisa, quién le hizo comprender el motivo de vivir la vida.
Suspiró al prender el computador, y lo primero que salió fue la foto de su jefe, ese al único que le permitía ser el dueño de sus desvelos, su sonrisa se agrandó, mientras acariciaba la pantalla con su dedo índice, colocaba su codo y recargo su mentón en su mano izquierda.
"Cómo lo amo mi Don Fernando."
El sonido incesante del teléfono le devolvió la magnífica realidad en la que vivía.
"Presidencia Conceptos." Sonrió al escuchar quien la llamaba. "Don Fernando, es usted. Claro lo que necesite ya sabe."
"Gracias Lety, pero es solo un favor. Puede mandarme a la oficina de Luigui algo que tengo en mi portafolio. Es un simple sobre amarillo."
Al escuchar "sobre amarillo," se congeló, y como una avalancha de emociones negativas recordó lo que un hombre al que no conocía le había dicho, si ese hombre que le entrego una imagen que tanto le gustó de San Judas Tadeo.
Tu culpa te persigue no yo; esas palabras llegaron a su cabeza, había tenido un fin de semana maravilloso, en dónde a pesar de que trato de dejar atrás los fantasmas la acompañaron siempre, aunque se juró olvidarlo, en instantes como el que vivía no podía, había algo oculto que la perseguía día y noche. Que no podía negar, algo en su corazón le decía que un castillo de arena en el mar llega a disolverse hasta con el más pequeño oleaje. Sin siquiera sentirlo y percibirlo la arena se escapa entre los dedos.
El amor que sientes por ese hombre, es honesto, sincero, limpió. Esas palabras eran su única verdad, por eso, ella haría todo, intentaría todo, por permanecer siempre a su lado.
"Lety sigue ahí." Escucho, y suspiro sintiendo su corazón latir con fuerza golpeando a su pecho.
"Si, si Don Fernando."
"Bien, entonces necesito ese sobre, y mi portafolio me lo trae por favor a la oficina de Lombardi."
Colgó, y dudosa se acercó a la puerta de su oficina para ir a presidencia. Sentía un nudo en su garganta que no sabía explicar, mucho menos la sensación de nostalgia que emanaba de su estómago. Abrió el portafolio y se encontró con dos sobres amarillos, los cuales observó con detenimiento, su mente empezaba hacerle malas jugadas, se debate entre abrir o no aquel contenido, o simplemente llevar el portafolio a su jefe, y hacer como si nada hubiera pasado, pero su razón le indicaba que todo sucedía alrededor de su nombre. Si el mismo que podría estar rodeado de oscuridad y nubes negras.
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La Fea Más Bella/Relato: Lo dejaría todo.
Short StoryUn sabio dijo... "Nunca dejes ir a alguien que verdaderamente amas." Entonces reflexione: ¿Qué pasa si esa persona no quiere permanecer a mi lado? ¿Qué sucede si a quien verdaderamente amo, no me ama? ¿Cómo hago para quedarme al lado de alguien que...