Capítulo 2: Desperation (Desesperación)

1 2 0
                                    

La desesperación no es sólo la falta de esperanza, como pudiera creerse, no mirando más que la corteza etimológica de la voz, sino positiva reacción contra el bien, cuya necesidad por una parte nos queja y que juzgamos por otra imposible de lograr.

Capítulo 2: Desperation (Desesperación)

En su cerebro de niño ("por así decirlo"), Robi buscaba la manera de calmar su curiosidad, ideando un plan para, al menos, ver por primera vez y con sus propios "ojos", ese desconocido mundo que se escondía más allá de los grandes muros de hormigón. Más como un pequeño juguetón, pero a la vez travieso, qué como un rebelde malcriado; día tras día iba armando las piezas de aquel rompecabezas que, de salir bien, respondería la mayor interrogante de su existencia.

Resolver las más complejas ecuaciones y fórmulas matemáticas le resultaba sumamente fácil, incluso aburrido. Podía memorizar toda una biblioteca digital y luego utilizar esa información para resolver problemas cotidianos, pero lo que no podía comprender era por qué al señor Marcus le disgustaba tanto el exterior, o por lo menos que se acerque a aquel enorme muro.

- ¡El muro...!(decía en voz baja mientras pensaba) - No debe ser difícil escalarlo, incluso creo que podría cruzarlo con un solo salto.
- ¡No no no...! Eso definitivamente haría que se enfade conmigo. Como podría yo...
- ¡Lo tengo! (Su descontrolado volumen hizo que Luci, la sirvienta, dejase caer un precioso jarrón de porcelana debido al susto)

En ese precio instante una idea arrolladora recorrió cada circuito de su microprocesador. Tan brillante era, que opacó por completo su solución anterior, haciéndola desaparecer por completo de su chip de memoria.

- ¿Qué fue eso? (Preguntó preocupado el señor Marcus, temiendo que algo le hubiese sucedido a las niñas o a Robi)

- Fue mi culpa señor, debido a mi torpeza, estaba limpiando la estantería y no noté que estaba ahí, pero ahora mismo lo recojo y...(decía la pobre Luci casi sin pausa asustada por la expresión de molestia que reflejaba el señor Marcus)

("Mierda, siempre meto la pata. ¿Me despedirá?, pero que pregunta. ¡Por supuesto que me va a despedir! ¡Y con lo bien que pagan! Si se ve que claramente está enojado conmigo ¿Y ahora que hago?")

Pensaba la joven muchacha que estaba a punto de desmallarse por la presión del momento.

- No te preocupes, era de poco valor. Recógelo y tiralo a la basura, pero la próxima vez, será descontado de tu sueldo.

Ante las palabras de la señora Addele, la joven sintió como el alma le volvía al cuerpo, y totalmente dispuesta a seguir con sus tareas, vio en un fragmento del jarrón una pegatina con el número 57 000.
("Dios mío, ¿que hubiera sido de mí si la señora no hubiera llegado a tiempo? No tengo ni siquiera un veinte por ciento de lo que costó este jarrón. Debo tener más cuidado o la próxima vez podría ser mi sentencia de muerte.")

No está claro si solo lo pensaba literal o figuradamente, pero nada bueno esperaba si, por azar de la vida, aquella situación se repitiese. Sólo se limitó a continuar con sus labores mientras observaba con admiración y curiosidad (y quien sabe si con una pizca de envidia) aquel robot que todos trataban como a un familiar más, y que incluso querían como si fuera de su misma sangre. Robot que ni siquiera se había percatado de lo que acababa de suceder a su alrededor, debido al gran nivel de concentración que alcanzó en aquel momento, procesando cada posible alternativa para lograr su meta.

Mechanical Odyssey (Apocalipsis)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora