Epílogo

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★彡[ᴄʟᴀʀᴀ]彡★

Subo el volumen del radio con la intención de olvidarme de todo lo que pasa. Sobretodo lo que ha sucedido durante mi vida, recalcando este año.

Primero las broncas con mi padre fueron a más; denuncias, juzgados, hospitales. En los últimos meses ni siquiera me había podido quedar en mi casa durante un largo tiempo.

Los problemas y la precaución de que mi padre estuviera un mal día y lo pagara con mi madre y conmigo cada día más fuerte, crecía junto a su odio hacia con nosotras. El siempre decía que lo peor que le podía haber pasado éramos nosotras.

Quizá tenía razón.

Después de todo por eso se lo llevaron preso; por suerte ahora estábamos seguras en casa.

—Mamá, ¿Cuánto queda para llegar?—pregunto bufando, ya cansada de estar sentada.

Subo un poco más la música, hasta que el botón no gira más dándome a entender que está al límite. Sin embargo yo sigo intentando que se escuche un poco más.

Como no lo consigo me hecho para atrás, frustrado.

—¿Acabamos de subir al auto y ya te estás quejando? —dice en un tono de sorpresa, totalmente fingido.

—Llevamos aquí una hora. —replico aunque sé que no es cierto.

Miro por la ventanilla con la esperanza de salir del vehículo, pues me agobia estar encerrada.

—No llevamos ni diez minutos, Clara.

Dejo escapar un silencioso "oh", para al instante repetirlo; con la diferencia de que esta vez es con un tono de alegría al ver el hospital a unos metros.

Justo cuando mi madre consigue un puesto en el parking, mi canción favorita empieza a sonar. Y en ese momento no me importa quedarme unos tres minutos más en el coche.

Mi madre abre la puerta del vehículo y yo hago lo mismo, estirándome por completo.

Empiezo a seguirla ya que ella sabe donde dirigirse. Cuando se para al frente de la puerta automática, esta se abre y antes de que se cierre por completo entro yo también.

Al momento el aire frío que sale de los muchos aires acondicionados me golpea.

—Tengo una revisión. —escucho a mi madre a lo lejos y camino hacía ella apresuradamente—. Mi nombre es Cristina Fox.

La chica del mostrador teclea el nombre en el ordenador, y nos da las indicaciones a seguir. Mi madre asiente agradecida y le dedica una sonrisa, a la que como el cartel indica, se llama Sam.

—¿Podemos ir por el ascensor? —pregunto.

Ella mira la máquina y después posa su mirada en las escalera. Me mira con cara de terror.

—Ve tú por el ascensor si quieres, te espero arriba.

Ella empieza subir mientras espero a que las puertas se abran. Entro cuando lo hacen y me lleno con mi reflejo. Las paredes estaban repletas de espejos hechos a medida. Me quedo mirando uno de ellos y no me gusta lo que veo. No porque estuviera en desacuerdo con mi físico; sino porque lo único que podía apreciar eran tacas verdosas.

Por lo demás mis ojos y cabello castaño son totalmente normales.

Cuando el ascensor se vuelve a abrir veo a mi madre hablando animadamente con un chico, el cual se mantiene en pie gracias a dos muletas, ya que tiene una pierna vendada.

—¡Clara! —me grita ella—. Este es el chico que me trajo el cesto esa vez, tu amigo.

Miro al chico con el ceño fruncido pues el me mira como si tampoco me conociera.

ミ★ 𝘊𝘢𝘣𝘪𝘯𝘢  𝘛𝘦𝘭𝘦𝘧ó𝘯𝘪𝘤𝘢  »𝘕𝘪𝘭𝘴 𝘒𝘶𝘦 ★彡°Terminada°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora