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JungWon no se puede negar a nada de lo que SungHoon le proponga, puesto que, él confía plenamente en su pareja, y no tiene duda que Sung lo cuidará pase lo que pase, hagan lo que hagan. Así que, para sorpresa de pocos, la oferta indecorosa antes dicha por el pelinegro fue consentida por el tierno chico de apariencia casta.

La gran pantalla de plasma que se situaba al frente del cómodo sofá estaba encendida, y conectada con la laptop del mayor. Lo que causó cierta impaciencia en Yang. Porque él no era tonto, esos dos años de pareja con SungHoon le han enseñado muchas cosas del él, lo que significa que sabe perfectamente el significado de cada actitud de Park.

A su alrededor se sentía la pesadez de sus acciones, además de, -sin poder evitarlo- una pequeña erección yacía en medio de sus suaves pantalones de algodón.

Park SungHoon irradiaba dominancia, esa era la razón de todo.

Mientras tanto, SungHoon se paseaba por la sala, tal como un tigre acechando a su presa, a la par que despojaba su camiseta en el proceso. Al captar los ojos de Won en su silueta le giñó un ojo con coquetería, además de una sonrisa ladeada como bonus.

Las piernas de JungWon comenzaron a temblar en anticipación.

— Cielo —el llamado dócil de SungHoon –aparte de su voz ronca- estimuló a sus sentidos de una forma impecable, induciendo que su piel se erizara sin su consentimiento. Asintió en respuesta— Antes de seguir, quiero saber si estás de acuerdo. Supongo que te has dado cuenta por qué camino va la situación, y puedo entender perfectamente si no estás cómodo o si no te sientes con ánimos de hacerlo. Eres mi novio, y tu bienestar, junto a tu comodidad es primordial para mí.

Las palabras de SungHoon eran como caricias para sus oídos, una eufonía placentera que te llevaba a delirar en una nube de algodón. Y siendo sincera, a JungWon le excitaba a niveles catastróficos. Por lo que no contuvo el obsceno gimoteo emanado de sus belfos rosas

— Sólo hazlo, por favor. Quiero jugar con-contigo, quiero jugar con d-daddy —tartamudea, nervioso.

SungHoon no tenía ni idea de dónde JungWon sacó el motín, sin embargo, mentiría si dijera que no va consigo. Porque probablemente sea su placer culposo.

La única respuesta es que, JungWon se encargó de investigar la mejor manera para motivar a SungHoon. Y que mejor manera que alimentar su fetiche de poder y sumisión.

Sung exhaló, demasiado encandilado de excitación. JungWon era su perdición.

Sin una duda en su sistema, se posicionó tras su novio. Dejando el espacio necesario para que JungWon tuviera lugar entre sus piernas. Con los orbes dilatados, dando la imagen de un lobo hambriento, sonrió ladino.

JungWon se estremeció.

El sonido sugerente de las palmadas que SungHoon impartía a sus muslos, le hizo tragar con dificultad— En mi regazo, JungWon —ordenó. Su voz grave y ronca, activo el adictivo cosquilleo en la zona de su nuca. Ese que le ha provocado, más de una vez, arquearse.

Como si de un premio se tratase, el de melena azabache acató sin pensar la demanda impartida por su amante. Posando su cuerpo sobre el de Sung, suave y duro a la vez. Cómodo, y sobretodo caliente.

Sin perder oportunidad, los nudillos de SungHoon se dieron un recorrido por los jugosos y tiernos muslos de JungWon, disfrutando el calor emanado de ellos. Mientras que su mano desocupada activaba la reproducción del video en la gran pantalla de la sala.

JungWon con el pasar de los minutos le llamó la atención el aspecto colorido de las chicas que aparecían frecuentemente. Llegó a pensar que son muy tiernas.

🌡️ahegao boy · sungwon ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora