CAPÍTULO 2

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Allí estaba ella bajándose de su carro
En mi mente pensaba -_Pero que estoy asiendo como bobo mirándola vas a allegar tarde.

Así es como corrí tan deprisa por todos los pasillos del campus ya mis piernas me dolían por correr tan de prisa para llegar a la primera clase y así como quiera llegue diez minutos tarde a la primera clase de literatura,
que la impartía la profesora miranda, ella misma ya sabía dese el año pasado ya tenía conocimiento de mi falta
de puntualidad.

En mi mente _Esto estaba yendo mal_
Y muy mal.

Que le iba decir cuando entrará por la puerta del salón de clases
En mi mente murmuraba Mierda por qué todo me tiene que salir mal.

Y para acabarla toque la puerta y a perder la dignidad una vez más, excusándome con la maestra por mi falta de mi irresponsabilidad.

En menos de un minuto la puerta se abrió, dejándome ver a un mujer no tan alta pelo rubio con lentes que me
miraba con el ceño fruncido a través de sus anteojos, con su cara notablemente de enfadada con migo por que según ella ya tenia la mala costumbre de llegar casi siempre tarde a su clase.

Me quedé callado mirándola a su ojos.

¦Maestra miranda¦
-Kieran -pronunció firme, mente intentando saber el motivo de mi llegada tarde-.

Así que, dígame,

¿cuál es su excusa en esta ocasión?
-el auto de mi mama se desconpuso - no le iva a desir que me quede viendo a la chica popular.

¦Mierda pero que acabó de decir ¦

Cerré mis ojos y pensar  la estupidez que había dicho y, lamentablemente, ya no podía revertirlo.

Tal vez no debí decir eso; tal vez debí decir la verdad y no esa estupidez pero creo que fue lo mejor

—Bien.

—Me sonrió —

Espero que la próxima vez cheque bien su auto.

Por un segundo pensé que me dejaría pasar, pero fui demasiado ingenuo.

La profesora se metió de nuevo al salón y solamente me dedicó una señal de despedida con su mano.

—Profesoa… —intenté hablar.

Entre sus planes no estaba el querer comprender a los alumnos por una vez , por lo cual solo me interrumpió volviendo a
hablar:

—Hasta la siguiente clase,joven alex. Dé las gracias que no le pondré reporte en dirección.

Y sin poder defenderme, cerró la puerta.

Me quedé parado en el mismo lugar, sin moverme o y si  parpadear.

Analizando, lo que había ocurrido.

¡No podía hacerme esto!

¡No lo había hecho!

Pero, qué digo, sí lo hizo.

¡Oh, genial!

Volteando los ojos con cierta molestia, gire sobre mi propio eje y comenze
caminar por los pasillos del campus  arrastrando conmigo la poca dignidad que me quedaba.

Esta era la primera vez que la maestra no me dejaba tomar la clase.

Ya había llegado tarde en unas cuantas
ocasiones, unas tres , cinco o diez veces.

Aunque pensándolo bien,
eventualmente llegaba tarde
pero cumplía con mis tareas y siempre trataba de prestarle atención, a pesar de que me aburiera su clase.

Literatura me aburría, simplemente lo hacía.

Me gustaba leer pero no las historias que élla solía dejar.

Llegaba tarde por el simple hecho de que era amante de dormir hasta muy tarde y aparte mi enfermedad me
dificultaba oír el despertador.

Iva pensando todo eso mientra camina asía las gradas.

El pasto del campo de fútbol americano estaba umedo y hacía contacto con la suela de mis zapatos.

Y allí estaba sentada en donde la sombra caía ligeramente sobre una de las gradas, justamente estaba ahí, su cuerpo se encontraba dándole la espalda al campo, el cual se hallaba desierto.

Ni equipo de los búhos, ni equipo de fútbol americano  se me hizo raro ya que ellos siempre están entrenando.

La curiosidad que sentí, me obligó a caminar  hacia las gradas para poder hablar con ella.

Y sin embargo este día ya avía en pesado con el pié izquierdo.

Casi llegando a las gradas me trompese
Con las abujetas de mis tenis.

!!! Pero mierda!!!

Me acabo de tropezar casi enfrente  de la niña que me gusta.

Si ya venia con poca dignidad con esto se me acaba de acabar.

HASTA QUE LA MUERTE NOS SEPARE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora