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"La esmeralda simboliza el poder, la inmortalidad y, con su tono verde, la eterna juventud"


Había mucha gente mirando y juzgándome, tal vez por el atuendo que estaba usando para esa ocasión o por el anillo que adornaba mi dedo anular, cualquiera de esas dos opciones, empezaba a cansarme.

Decidí salir del hotel para tomar aire fresco y caminar sobre la hierba entre los árboles. Era temprano aún, estaba seguro de que todavía no era media noche, de ser así él ya habría venido para saber como iba el evento que había organizado. Me alegraba un poco que no estuviera aquí de momento.

Caminé hasta lo más oscuro, donde nadie pudiera verme para que pudiera descansar de la atmósfera que se había creado ahí dentro.

Para ese entonces era consciente de que había seguido mis pasos y que en cualquier momento aparecería frente a mi para alterar mis nervios.

Y mis sentimientos.

La gabardina que le había visto puesta cayó sobre mis hombros con suavidad. Solo le quedaba una playera negra de cuello largo que se adhería perfectamente a su cuerpo. Cada trazo de su abdomen quedaba a simple vista.

  ─¿Por qué no está contigo? 

Era la misma voz que recordaba. Intenté ocultar la mano que poseía el anillo, bajo mi cuerpo. Él no tenía motivo para verlo.

  ─No creo que te importe saber ─respondí. No quería ser grosero, pero, ¿por qué no se iba de una vez? 

  ─Necesito saber cuanto tiempo tengo para hablar contigo.

Me estaba atormentando.

  ─Volverá a media noche ─mi voz tembló como si de gelatina se tratase. Incluso estaba seguro de que si daba un paso mis piernas se convertirían en arena. 

Fueron algunos segundos de silencio, hasta que decidió acercarse a mi y dejarme entre uno de esos árboles y él. Se inclinó unos centímetros hacia mi rostro, lo suficiente para poder mirar sus ojos.

Eran azules como el mar y poseían la profundidad del mismo. Yo añoraba perderme en la inmensidad de sus ojos, y luego estaban sus labios. Recordaba vagamente la sensación de pegar los suyos con los míos. Al final sus manos, su roce contra la piel de mi mejilla era tal cual la recordaba, solo en ese momento me permití cerrar los ojos y disfrutar de su ligero toque.

Lo extrañaría más tarde.

  ─Nori ─su voz sonaba apagada, como si en cualquier momento fuese a perderla─. ¿Por qué lo hiciste?

La magia se detuvo y abrí mis ojos.

 ¿Por qué lo hice?

Me separé de él y me quité la gabardina de los hombros. Extendí la prenda con una mano para devolverla.

  ─Dentro no hace frío y tú la vas a necesitar más tarde ─le dije.

  ─¿Él te prestará la suya?

Sentí como el nudo empezaba a formarse en mi garganta. Solo me había seguido para reclamar algo que no debía.

  ─¿Por qué me seguiste? Solo estas haciendo preguntas estúpidas y sin sentido.

  ─¿Qué te hace creer que te seguí? Salí a tomar aire y vi a una persona temblando de frío, jamás me di cuenta de que eras tú hasta que te vi de frente.

Arrojé la gabardina hacia su pecho y caminé de nuevo al hotel.

Si pensaba que podía hacerme sentir mal, estaba muy equivocado. 

  ─Espera ─me tomó del antebrazo con fuerza pero sin hacerme daño. Me mantuvo cerca de su cuerpo y de su rostro, de nuevo. 

Ambos nos miramos a los ojos y entendimos la necesidad del otro sin tener que pronunciar ni una sola palabra. 

  ─Hoy nos conocimos, Nori, y hoy te volví a encontrar.

Su respiración, podía sentirla sobre mis labios, y probablemente él sentía mi pecho subir y bajar contra el suyo.

  ─¿Qué es lo que quieres, Jojo? ─le pregunté en voz baja, con miedo de que alguien pudiera vernos así de cerca.

  ─Recuperarte.

Fue lo único que me respondió antes de besarme.


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⏰ Última actualización: Dec 05, 2021 ⏰

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Emerald (Jotakak)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora