La verdadera historia de Alicia en el país de las maravillas y los tres cerditos....

Capitulo 2: El rescate.

Olvidé mi "plan" de escape, y solo esperé para ver que hacía mi padre, no me podía quedar de brazos cruzados, o si? Así que empecé a ladear mi cabeza, y memoricé las placas de la camioneta de enfrente, Sky-87-14, Sky-87-14, Sky-87-14, no me cansaba de repetirlo en mi cabeza, puesto que era lo único que podría haber hecho.
A los 3 minutos llegó mi papá, pasó de mi lado, pasando su dedo por la ceja, esa es nuestra señal desde que era pequeña. Acelera, se pone adelante de la primera camioneta y frena, no tanto como para un choque ni tan poco como para dejar que lo esquivara, simplemente lo suficiente para que el conductor de esa camioneta disminuyera la velocidad. Al ocurrir esto hace que la camioneta donde yo iba frenará, y ahí sentí que fue una señal, porque bajaba la velocidad cada vez más, así que empecé a abrir lentamente la puerta, pidiendo de nuevo que no estuviera el seguro para niños. Le seguí abriendo hasta que escuché el sonido donde se despegó la puerta de la camioneta, los tipos voltearon rápidamente conmigo, así que no me quedó más remedio que saltar, antes de saltar grité "corran chicas" y salté, salté hasta que toque el suelo e inconscientemente rodé, gracias a Dios acerté y si fue una señal de mi padre, porque justo después de donde me bajé estaba un carro abierto con las llaves puestas, lo reconocí porque ese era uno de los carros de mi papá. Reaccione y miré para ver si las chicas habían salido de la camioneta, y si, así era, dos se fueron corriendo para el otro lado gritando como locas, ya que había una patrulla justo en frente de la calle, por lo tanto, las tres camionetas solo aceleraron esquivando a todos los carros del lugar, y solo una chica me siguió, las dos nos subimos corriendo al coche, y yo aceleré.
El miedo me invadía como nunca, las piernas me temblaban. Aceleré como si fuera una experta, como en una película, hasta que por fin llegue a la calle donde esta mi casa, Milanesa estaba jugando en medio de la calle con el cadaver de un pájaro, me sorprendí mucho al verlo, puesto que es algo que nunca en mi vida había visto de Milanesa, quizá solo fue tentación de mi bebé, porque repito, nunca lo había hecho. Cuando mi cabeza logró descifrar lo que estaba haciendo fue muy tarde, mi Milanesa ya estaba tras la llanta superior. Me negué a mi misma la situación gritándome cosas como: "no, no puede ser, tranquila, Milanesa solo esta acostada, solo juega". Y salí corriendo del coche, lo subí al asiento de atrás cuando noté su pancita llena de sangre, aún se escuchaba llanto de parte de él. Lo subí al coche y arranque a mi veterinaria de confianza, había una a la vuelta pero a ese "veterinario", (si se le puede llamar así), le apodamos el "mata perros", porque cada perro o animal que recibe muere luego de recibir el tratamiento de ese idiota, así que seguí mi camino, aceleré sin importarme si alguna patrulla me veía, incluso, fue más mi velocidad que cuando escapaba de aquellos tipos, porque la vida de Milanesa era igual de importante que la mía, si no es que más, y no me perdonaría que por mi culpa muriera, no seria la asesina de mi mejor amigo de toda la vida, no lo soportaría.