Era el día de la escuela, con los nervios en mi cuerpo fui obligada a ir por mi madre.
Entre a la escuela y ni un ruido se oía, los maestros entraban callados y salían callados, el salón estaba callado como si nadie estuviera, Pilar estaba de vacaciones y de meredith no se sabía, nadie me volteaba a ver como si no existiera, todas las clases pensaba en el cuerpo de Sarahi y de quien secuestró a Meredith, cuando una chica se acercó a mi y me platico del funeral de Sarahi que fue ayer, mi corazon palpitaba rápidamente con cada palabra que decía.
Era hora de salir de la escuela, cada paso que daba sentía mareos, pasaba la gente y un chavo me dijo que si me sentía bien me agarré de sus manos y no podía apreciar su cara por que lo veía borroso, en eso de un cerrar de ojos me desmaye.
Desperté en el hospital, mi madre estaba alado de mi y me abrazó con un cálido abrazo, le pregunté que paso y me contestó que un Chico llamó a los paramédicos por que me desmaye en sus brazos, el doctor entro con su típica bata y me pregunto que si estaba bien y le dije que si en eso pasaron minutos y me dieron de alta por que el desmayo fue de los nervios y la presión que tenía.
En mi casa empecé a preguntarme de meredith y decidí ir al otro día a la comisaría de la ciudad.
Desperté, me vestí y corrí a la comisaría tuve que faltar a la escuela, llegue a la comisaría que era una gran casa de dos pisos y pintado de blanco adentro de ella el piso era de madera y sólo había abogados y policías, entre y la recepcionista que era una anciana de pelo canoso y ropa de policía con su sombrero de policía me atendió.
Le dije que si me dejaba hablar con el jefe y me dijo que el se encontraba en el pasillo izquierdo en una puerta negra, camine a el y los oficiales que pasaban alado de mi se me quedaban viendo, encontré la puerta negra y entre.
Al momento de abrir vi que el cuarto era rojo y el piso tenía azulejos blancos, el cuarto tenía una gran ventana con unas grandes cortinas blancas y tenía cada pared puros diplomas en cada pared, en medio del cuarto se apreciaba un escritorio de caoba y dos sillas normales de color negro una silla negra con un cojín blanco, rápidamente vi que Fernando estába sentando en una silla junto al escritorio del jefe, el jefe estaba sentado en la silla con el cojín, Fernando me volteo a ver y salió sin voltearme a ver, el jefe me saludo con un apretón de manos y le empecé a platicar.