Me amenazas con las sombras,
respiras en mi nuca y te adhieres a mí
como un bicho rastrero.
"Siempre" es una imposibilidad
incluso para quien dispone del
elongado estado del tiempo,
entonces se aburre y
por ello, le entretiene molestar.
Su diminuta silueta oscura de garrapata
se pega en los cristales de mi casa
a sorber la sangre que libre circula.
Tengo un matamoscas a su medida bajo la cama,
por las noches lo pulo y le saco brillo.
Es el discurso del miedo,
necesita sorber la luz diurna blindada.
¿A caso necesita alimento?
Revolotea en círculos en torno al candil de la calle
como una negra mariposa.
Miedo, ira, frustración son manjares jugosos.
Yo, prefiero obviarle,
escribir sobre ello para exorcizarle.
Pero su pozo es insondable,
me aparto y de nuevo regresa
con la cercanía de piel sarnosa.
Pues bien, continua con tu empeño absurdo,
no podrás obtener de mi tu ansiado alimento,
tu recarga energética.
Miedo crudo, necedad, vulgaridad vacía.
La luz con que mis padres me han obsequiado
me mantiene segura, distante.
A salvo del senil tormento
de música de cantina barata.
Protegido esta mi sueño por un dragón de rojas escamas
que engulle mis temores y escupe hielo.
Congela la locura, la avaricia y me mantiene hirviendo.
La vida se manifiesta en mi,
se engancha a mi cuerpo de pez como un anzuelo.
Vade Retro vacuidad.
Sigo avante
y atrás dejo la estatua sedente de sal
de un perro rabioso
que como un zopilote sobrevuela en círculos
la serenidad de mi hogar.
Flash News, Atticus Finch acertó
en su tiro de escopeta a distancia...