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Las tormentas de verano se habían vuelto habituales desde que llegó a Londres, al igual que las lluvias en invierno.

O las lluvias en general.

Pero Louis había tenido la pequeña esperanza de poder disfrutar de una semana de sol en su nueva ciudad.

Un charco mojó su zapatilla al cruzar la calle, y, además de su buzo, lo único que protegía su cabeza del agua era la mochila que había llevado a la universidad.

A lo lejos, vió un pequeño techo y se apresuró a llegar cuando la lluvia se intensificó.

Bufó cuando vió que estaría una cantidad considerable de tiempo esperando para volver a su departamento a pesar de no vivir lejos de su posición actual y tomó asiento en la vereda, miró algunas notificaciones acumuladas en su celular, contestó un par de mensajes de su madre y hermana, navegó por sus redes sociales y terminó por guardarlo al ver que su batería estaba por morir.

Harry estaba por cerrar el café cuando en su celular una notificación sobre una tormenta intensa acercándose sonó, por lo que decidió quedarse a esperar, de igual manera, no le vendrían mal las horas extra sin clientes para acomodar y reorganizar algunas cosas.

Cambió de lugar las vitrinas sobre el mostrador, limpio a profundidad la cocina y arregló la vajilla del día siguiente.

Estaba buscando en internet una nueva receta cuando vio un chico refugiarse bajo el techo de afuera.

Dudó si decirle de entrar, pero al no verlo luego pensó que se había ido. Descubrió que estaba equivocado cuando diez minutos después al cerrar la persiana vió su cabello asomar apenas.

Decidió acercarse, supuso que era un estudiante cuando vió la mochila a su lado. Abrió la puerta.

-¿Hola?

Louis giró la cabeza, encontrandose con un chico observándolo. Los rizos revoltosos estaban detenidos de caer en su frente por un par de lentes a modo de vincha y usaba un bonito delantal con pequeños bordados.

-Hola.

-Yo, umh, hace frío, y creí que te gustaría estar dentro, puedo ofrecerte un café.

Louis asintió y se puso de pie, poniendose su mochila al hombro.

-Gracias, Soy Louis.

-Harry

El rizado le sonrió y el ojiazul entró, Harry sintió su pulso acelerarse cuando el omega paso frente a él, conteniendo la respiración para mantener el aroma a lluvia en su nariz. Por su parte, la mente de Louis se perdió un momento con la fragancia a cappucino a su alrededor, tropezando con sus propios pies, por suerte, Harry reaccionó rápido tomándolo por la espalda y estabilizandolo en su lugar.

Louis se sonrojó -Oops

Ambos entraron y el ojiazul tomó asiento en la primer mesa que Harry le señaló.

-¿Té o café?

-Té, por favor.

Harry colocó con agilidad mientras el agua hervía dos tazas de té en la mesa, algunas masas dulces y una caja de té con distintos sabores.

Una vez que las tazas estuvieron llenas, el rizado tomó asiento, y Louis metió una bolsita en el agua viéndola tomar color.

-Parece que va a llover un buen rato, ¿No?

-Si, igualmente no es raro, Londres es así.

-Llevo algunos meses viviendo aquí -Sonrió -La verdad extraño el sol de Doncaster.

PetricorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora