Recuerdos de la infancia

Inociencia

Cada día lo mismo , no importaba si los cuidaba bien o los descuidaba por completo ella me golpeaba.
La diferencia era con que lo iba a hacer ahora , cualquier cosa que tuviera en la mano era su arma , hasta la fecha tengo cicatrices en los brazos por ella.
Como no importaba lo que pasara ella me maltrataría , me dio igual y los descuidaba totalmente . No me interesaba Mía en lo mas mínimo .
El Sr. Mourelle no sabia lo que pasaba por que siempre estaba trabajando, cuando me pregunto por que estaba tan golpeado su esposa dijo que estaba aprendiendo artes marciales. Era una estupidez pero para el Sr Mourelle fue una estupidez convincente.
Cada vez que ella me golpeaba no decía nada, ni siquiera la volteaba a ver. No le rogaba que se detuviera ni me resistía , mucho menos se la regresaba.
Una vez cuando había terminado conmigo , Mía aparecío enfrente mío. (Dios , que Ironía).
-¿ Qué tienes hermanito ?
- No eres mi hermana
- Lo se pero ¡te quiero como si lo fueras !
-Yo.... Te odio
Era la primera vez que se lo decía en la cara. Ella no se lo tomó bien y se fue llorando. La primera vez que me acusó con su madre, la primera vez que tenia quedarme callado , la primera vez que mi padre estaba presente , y la primera vez que ellos tenían razón .
- ¿Por que le le has dicho cosas tan feas ? ¡ mereces cada golpe imbécil ! - dijo mi padre.
- ¡Por que la odio !¡ Odio a esa niña tan ruidosa ! , Entonces papá ¿¡por que cuando mi abuelo me dijo cosas feas no lo golpeaste también ?!.
La señora agarro su tacón y me dio un buen golpe con él haciendo que mi labio se abriera.
- Por que tu abuelo no dijo mentiras bastardo inutil.
Se fueron tranquilamente a otro lugar dejándome ahí. Cuando Mía aparecio y me dijo susurrando
-¿Estas bien herma.... Nick?, ¿quieres hielo?, lamento lo que hizo mamá.
- ¡¿Por que carajos susurras ?! Apenas puedo escucharte .
- Es que... Dijiste que odiabas a la niña ruidosa y yo no quiero que me odies Nick.

Joder. Fue un golpe tremendo a mi corazón . Las palabras de Mía y su inociencia retumban en mi cabeza hasta el punto que me hacen llorar. Abrace a Mía con la poca fuerza que me quedaba y le dije
- Olvida lo que dije, jamás podría odiarte.