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El agente ruso corría por los pasillos del hospital en busca de la habitación que había escuchado decir del teléfono de Brake mientras se encontraba postrado en una de las camas del sitio.
— ¡Agente Blake! - Dijeron desde el otro lado del aparato.
— ¿Otis? - Dijo extrañado el castaño. El secretario de Maia jamás solía llamar a nadie por teléfono salvo si esa persona era su jefe H.
— No sé si lo sabía usted, pero desde hace un tiempo Horacio tiene ciertos problemas. - Se escuchó de fondo un pitido y unas llantas derrapando sobre, probablemente, el asfalto de la ciudad.
La última palabra que pronunció Otis hizo que Blake se pusiera en alerta. Cuando las palabras Horacio y problemas iban de la mano en la misma frase, nunca eran cosas sencillas. Debido al ajetreo que escuchaba de fondo, el castaño activó sin querer el altavoz del teléfono, pero no le dió mucha importancia. Su mente era ocupada por posibilidades de lo que le podía haber pasado a Horacio como para que el mismísimo Otis le llamara a él.
Viktor, quien estaba viendo la reacción del chico con el que estaba hablando hace unos instantes, que para él era una nueva amistad dentro del cuerpo policial tras su amnesia sufrida, puso una mueca de confusión, a la cual Blake tampoco prestó mucha atención.
— Tiene problemas de corazón y le ha dado un infarto.
Blake sintió como el aparato se le resbalaba por la mano hasta chocar de un impacto contra el suelo reluciente del hospital. Volkov, quien escuchó lo mismo que el chico, sintió como su corazón se aceleraba y como a su memoria venía un flash un tanto borroso.
— Tengo problemas del corazón y me dijeron que tenía que descansar.
— ¿Por qué no me lo dijiste antes, H?
— No te quería preocupar, Viktor.
— ¿Cómo no me voy a preocupar, Horacio? Eres mi compañero - Apretó el volante con más fuerza con ambas manos y le dirigió una mirada rápida al de cresta.
El corazón del de cresta se fracturó un poco tras la palabra usada por Volkov, cosa que reflejó con la fugaz mirada que le dirigió al ruso. Volkov se dió cuenta de eso, pero decidió no aportar nada más.
— Perdón. - Dijo tras unos segundos de silencio Horacio.
Volvió al presente después de que ese pequeño recuerdo entrara en su memoria. Se sentía feliz por haber podido recordar algo aunque fuera un tanto extraño, pero no era el momento de eso.
Blake se agachó para recoger su móvil con rápidez y se puso una mano en su pelo perfectamente echado hacia atrás.
— ¿Dónde está ahora?
— Está en el hospital donde está el agente Viktor. Está estable en la habitación 17, pero... - Blake dejó de atender a lo que Otis le estaba diciendo y clavó su mirada en Volkov.
Al escuchar el número de habitación, el de pelo gris se levantó con una rapidez que ni él mismo se habría imaginado y se arrancó las vías que tenía en la parte del antebrazo. Puso una leve mueca de dolor que desapareció al instante y se puso las zapatillas de tela del hospital que tenía a un lado de la cama.
— ¿Q-qué haces, Volkov? - Dejó el móvil encima de la mesilla de la habitación sin percatarse siquiera de si Otis seguía al otro lado de la llamada y puso ambas manos en los hombros del ruso.
— Quítame las manos de encima, Agente Blake.
Fue lo único que dijo mientras puso sus ojos cansado sobre la mirada del castaño. No dijeron nada más, pero no hicieron falta palabras algunas para que Blake se hiciera a un lado, dándole vía libre a Viktor. El chico sabía que después de dejar marchar a su compañero tras todo lo ocurrido recibiría una bronca gorda por parte de sus demás compañeros y de su jefe H, y más de este último que seguramente se enteraría en unos minutos de lo ocurrido puesto que él era por quien Volkov se había levantado sin pensar en nada más al enterarse de la noticia.
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AU's volkacio.
Randomau's de momentos que amaría que pasaran, que vienen de mi imaginación o que simplemente se me ocurren <3 pd: los personajes no son de mi autoría.