Lunes por la mañana, Suna se preparaba para la escuela, una chamarra sobre su uniforme mientras disfrutaba del clima invernal, Suna ama el invierno tanto como los ojos del peligris, no hay más cosa que Suna desee más que el brillo de los ojos de su amado.
Ya una vez en la escuela camina directo hacia el salón compartido con sus amigos y demás compañeros, una Suna ansioso por saludar a su amado pasó de largo algunas fans, pues no había cosa o persona más importante que Osamu.
"-Cuando piensas decírselo? -."
"-Cuando sea el momento o quizás nunca -."
"-Tendrás que afrontarlo algún día -."
"-Él es todo para mí, si se llegara a enterar no creo que pueda agradarle más -."
"-Los secretos no pueden esconderse para siempre, Suna. Como lo que pasó aquel día -."
"-No lo entiendes, Kita, él no es cualquiera. Si yo le dijera algo como eso nuestra amistad estaría más que arruinada -."
suspiros y caras de confusión se mostraban en la conversación, si es que se le puede llamar a eso conversación.
"-No lo entiendo, Suna -."
"-Es mejor así, solo queda olvidar -."
"- Que no... ustedes...-"
"-Silencio, nadie debe saber lo que pasó entre nosotros, ni si siquiera tú deberías saber -."
"-Entiendo, una disculpa -."
El día empezó y Suna ya estaba incómodo, lo que había pasado en aquella noche no es algo a lo que Suna esté orgulloso de que pasara ya que ambos chicos se encontraban ebrios. El día empezó a transcurrir como normalmente lo era después de la conversación de Kita y Suna. Suna sentándose alado de Osamu, como de costumbre pues estos eran inseparables. Osamu ofreciéndole un aperitivo el cual Suna siempre acepta gustosa mente. Las clases transcurrían y Suna solo podía pensar en lo que sucedió, claro, a Suna solo le gustaba Osamu, pero aun así no le gustó la idea de hacer eso estando ebrios. El frío intenso se pegaba contra el rostro de Suna ya por la tarde, se dirigió hacia el club de voleibol como lo hacía normalmente.
Durante un pequeño descanso Kita miraba insistente a Suna, Suna regresando miradas molestas. Después del entrenamiento Los Miyas se fueron con Suna a la estación como de costumbre, la mayoría de los días siempre transcurría de la misma manera y a Suna le gustaba eso, el jamás querría que eso cambiara pues para el todo esto era perfecto, al final del día siempre eran Osamu y él, solo ellos dos y no tendría porque cambiar.
Sin embargo, la vida siempre está llena de sorpresas y cambios, aunque a Suna no le gustara, tendría que aceptarlo, era su destino.
Martes por la mañana, Suna se había quedado dormido e iba algo tarde a la escuela, por lo tanto, olvidando desayunar y su chamarra. Una vez llegando se dirigió a su salón siendo el último en llegar. Suna no se había dado cuenta, pero había algo que faltaba...
"-Demonios... olvide mi chamarra -." susurraba Suna a lo que Osamu escucho con claridad.
"-Puedes tomar la mía, yo no la necesito tanto -." dijo Osamu notando el leve rubor en el rostro de su amigo causante del clima frío.
Suna aceptó y se la puso de inmediato segundos después comenzando la clase. La hora del receso llegó y Suna ya estaba sentado con Osamu, los chicos fueron a buscar comida cuando de pronto...
"-Te queda mejor que a mí -." dijo Osamu evitando la mirada de Suna algo nervioso
"-Gracias, supongo -." Suna buscaba los ojos de su amado, ya que por unos momentos vio como pequeñas estrellas brillaban en sus ojos. De un momento a otro Osamu sostuvo las frías manos de Suna en un intento de calentarlas haciendo que el contrario se sonrojase.
"-Rin.. verás yo..-" Osamu había decidido dar un paso muy importante, pero alguien había llegado a arruinarlo.
"-Disculpa, eres Miya Osamu? Soy Nakamura Mei, soy nueva y el jefe de grupo me dijo que tu podrías guiarme -."
Espero les guste esta nueva edición, estoy muy emocionada de traer esta historia de nuevo.
-con cariño, Lemon.
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Noches Invernales [Osamu X Suna Hq]
DiversosEsta es una historia de Osamu x Suna. Si no te gusta este tipo de fics, puedes retirarte sin ningún comentario ofensivo. Suna Rintaro está enamorado de su mejor amigo, pero su destino es estar lejos uno del otro. Reeditada. Créditos al creador de pe...