Capítulo 1

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Bueno, mi historia comienza así...

Desde niña eh sido una persona muy rara y a los demás eso les molesta, o incomoda, tengo pocos amigos, sí, pero son los mejores que haya podido tener.

En este momento me encuentro en la sala de mi casa, acostada en uno de los sillones mientras leo mi libro favorito, leer es una de las cosas que más me gustan hacer, es una buena forma de alejarme del mundo un rato, se me antoja un helado y me levanto para ir a la tienda por uno.

*Ya en la tienda*

Busco el helado de oreo -mi favorito- y voy caminando por el pasillo cuando choco con alguien y me tira el celular

-Ey! Cuidado, mi celular!  -Digo un poco exaltada-

-Lo siento mucho, fue mi culpa -en el instante se agacha y recoge mi celular, me lo da y en el momento que veo su cara me quedo sin palabras, es el prototipo de chico perfecto, como en los libros, su cabello es negro azabache, un poco largo, su piel es morena clara, sus ojos, sin duda los más lindos que eh visto, son de un verde menta, muy intensos, que resaltan demasiado con su color de piel, es alto, muy alto, como 1.90 diría yo, después de examinarlo completamente me doy cuenta de que sigue con la mano extendida dándome mi celular -creí que ya lo había agarrado- está rascando la parte trasera de su cabeza un poco apenado, con un gesto un poco tierno, salgo de mi estado de shock, agarro el teléfono y le digo:

-Gracias. Y no te preocupes, también fue mi culpa por ir en mi mundo como siempre

El sonríe, la sonrisa más hermosa que eh visto  en mi vida, tiene un solo oyuelo en su mejilla derecha que resulta encantador,
Veo mi celular y me doy cuenta de que la pantalla está rota.

-Maldición -digo apenas en un susurro, pero el lo escucha-

-¿Pasa algo? -dice de una forma amable-

-No, nada, solo se le quebró un poco la pantalla a mi celular

-Ay enserio lo siento, ¿Me dejarías por lo menos pagarte la compostura?

-Nonono, no te preocupes, no importa

-Bien... O tal vez ¿una comida?, aun no eh almorzado y me vendría bien un poco de compañía

-¿Y yo como sé que no eres un asesino y me quieres secuestrar para matarme? -Lo digo en un tono un poco juguetón-

-El suelta una carcajada y se me queda viendo un poco divertido-

-¿Me ves con pinta de asesino? Por que si es así, tal vez deba cambiar mi guardarropa

-Intento aguantarme la risa pero no puedo y suelto una carcajada un poco escandalosa-

-Pues tal vez si debas cambiarlo

-Oye! A mi me gusta mi estilo -ríe-

-Bueno, acepto que te queda bien

-Y entonces... ¿Aceptas salir a comer conmigo?

-Ni siquiera me has dicho tu nombre

-Cierto, Luca Smith, mucho gusto...

-Ariadna, Ariadna Coling, y el gusto es mío, supongo -encojo los hombros-

-El ríe-

–Ariadna, es un bonito nombre

-Gracias, tu nombre también es lindo

-Gracias igual, y bueno, ahora que ya sabes mi nombre... ¿Aceptaras?

-Mmm, ¿no me vas a secuestrar?

-Prometo que no -sonríe-

-Sabes, eso es exactamente lo que un secuestrador diría... pero me arriesgaré

-¿Eso es un sí?

-Así es. Pero ¿qué te parece si mejor una cena?

-Me parece bien. ¿A qué hora paso por ti? O más bien ¿A dónde? -ríe y se rasca la nuca un poco nervioso-

-Vivo en la casa de la esquina, es una azul, ¿te parece bien a las 8:00 p.m.?

-Okey, paso por ti a las 8:00 p.m., se puntual eh

-Claro, nos vemos Luca

-Hasta al rato Ari

Un poco nerviosa me doy la vuelta para ir a pagar mi helado que ya ni recordaba que lo tenía, después de pagar me dirijo a mi casa.

Dios, aún no puedo creer que ese chico sea real, es realmente hermoso, y lo que menos creo es que me haya dirigido la palabra.

Digo, no soy fea, tampoco bonita, digamos que tengo lo mio, mi cabello es castaño claro, casi llegando al rubio, y ondulado, mis ojos son de un color azul mar, que resaltan demasiado con mis pestañas largas y rizadas, mi cuerpo... Pues es promedio, tengo una buena figura, aunque no estaría de más trabajarla un poco, mido 1.60 -no soy muy alta- pero es algo ¿no?, No soy la típica chica que se pone vestidos, zapatillas y siempre está maquillada, lo hago solo cuando es necesario, yo prefiero usar unos jeans cómodos y camisas grandes, como les dije, no me gusta seguir las reglas que ya están implementadas por la sociedad.

Y sinceramente nunca creí que alguien tan atractivo como el se pudiera dar cuenta de mi existencia, aunque fue de una forma muy torpe a decir verdad

*suelto una pequeña risa al recordar como nos conocimos hace un rato*

Son las 4:00 p.m. así que me acuesto a comer mi helado y seguir leyendo en lo que llega la hora de arreglarme para la cena.

Solo la luna sabe todo lo que siento por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora