𝐄𝐋 𝐏𝐑𝐈́𝐍𝐂𝐈𝐏𝐄 ┊ 𝘩𝑦𝑢𝑛𝑙𝑖𝑥

⤹ CAPÍTULO 1

La fiesta era genuinamente aburrida, los nobles hablaban entre ellos y lo único que salía de sus labios era una superioridad bastante intrigante. Felix miraba con curiosidad, desde la comodidad de su asiento, cómo las personas se relacionaban y de vez en cuando respondía una reverencia con un asentimiento de cabeza. Había sido expuesto desde muy joven a las fiestas burocráticas y hacía mucho habían perdido su encanto pero aún así dentro de sus obligaciones se encontraba la asistencia a las mismas.

Finalmente, se levantó cuando recordó una vez más el verdadero objetivo de aquellos eventos, no era importante pasar un buen momento sino las relaciones políticas que allí se formaban. Se acercó al hijo de mayor de la casa Kim, Seungmin. Normalmente, el noble no se vestía de forma elegante, era el hijo menor de la casa y el más mimado, su padre solo lo mandaba a ese tipo de actividades cuando el hombre no tenía ganas de jugar al importante. Este lo saludó con una reverencia profunda, protocolar y acorde a su rango.

- Príncipe Lee - Saludó enseguida mientras le dedicaba una pequeña sonrisa, eran amigos cercanos pero en un ambiente como aquel, cualquier mínimo movimiento fuera de lugar podía ser malinterpretado.

- No esperaba verlo aquí, pensé que su padre vendría -Era uno de los miembros del concejo, necesitaba comentarle un par de cosas que ocurrirían en la siguiente reunión.

- Vine en representación -Su tono dejó muy en claro que el hombre definitivamente no había querido aparecer en tal reunión, era entendible.

Había conocido a Seungmin cuando eran mucho más jóvenes en un evento social parecido y se habían caído bien, normalmente se reunían y hablaban sobre todo lo relacionado a la nobleza pero como con todos, siempre se había mantenido lo más tibio posible sobre muchos temas, él era su amigo, sí pero eso no quería decir que su imagen importaba menos. Evidentemente, habría hecho lo mismo que su pero por desgracia era el miembro oficialmente asignado por su familia para asistir a los eventos sociales y políticos donde se viera involucrada la corona. El principal motivo para la toma de la decisión había sido su facilidad para la política y el especial cuidado que siempre había puesto en la imagen que proyectaban.

- No hay problema, seguramente vaya a la siguiente reunión del concejo - Después de eso, le dedicó una sonrisa de pura disculpa, no hablarían de mucho más en público, menos cuando sentía todos los ojos puestos en él y en sus movimientos.

Después de que el otro le hiciera una nueva reverencia, se retiró y continuó su paseo por el salón con tranquilidad, deteniéndose aquí y allá para hablar o saludar a las demás personas. El ambiente, genuinamente, lo estaba aburriendo mucho más de lo debido y cada vez más se arrepentía de haber asistido cuando podía haberse quedado en su oficina en el castillo haciendo papeleo. Volvió a sentarse donde antes se encontraba e intentó mantener su postura lo más recta posible aunque la verdad era que sus hombros caídos delataban su ánimo por completo. El techo se volvió su nuevo punto de interés, las decoraciones ostentosas y las luces en su brillo máximo, estaba acostumbrado al estilo colonial del castillo pero cada vez que eran decoradas para una reunión de corte político, buscaban que se viera incluso más elegante.

- Perdone la molestia, Príncipe - La voz lo sacó de sus pensamientos de forma abrupta y automáticamente su atención volvió a la persona que tenía enfrente. El conde de la casa Hwang se encontraba frente a él, se había perdido de la reverencia, probablemente pero constantemente era condescendiente con los protocolos a seguir cuando se trataba del conde.

- Conde Hwang - Saludó a su vez, viéndose en la obligación de levantarse de su asiento. Normalmente, se sentía mucho más tímido de lo normal cuando se trataba de él. - ¿Puedo servirle en algo?

Y es que, cualquiera que lo viera se sentiría intimidado por su belleza aunque los rumores sobre su persona opacaban los comentarios sobre su físico. Como era normal, el mayor se encontraba con su uniforme de la marina, no se le veía con otra cosa puesta prácticamente nunca puesto que, al parecer, su vida era sólo alrededor de las fuerzas militares de la nación. Se preguntó prontamente si algún día los rumores iban a dejar de rodearlo, eran como una sombra que se cernía sobre sus hombros y lo seguían a donde quiera que fuera. Él personalmente se había encargado de agregarlo al concejo, tenía una mente lógica brillante, cosa que carecían los demás miembros, mucho mayores y con pocas ganas de darle al reino lo que realmente necesitaba.

- Quería comentarle sobre los avances de los nuevos puntos de recolección de residuos dentro de la escuela militar - Dijo el mayor con voz neutra, no era muy común que sonriera, en realidad no lo había visto sonreír desde que se habían conocido.

- Por supuesto, tengo ahora un tiempo libre - Enseguida señaló una de las mesas cercanas, donde podrían hablar con más tranquilidad sobre el tema.

Ambos se dirigieron a la misma y una vez sentados, uno de los camareros les ofreció un par de copas de champagne, Felix no solía tomar demasiado, su tolerancia al alcohol era bastante baja y luego del brindis no sentía ni el más mínimo interés por la bebida burbujeante, aún así, no se negó. Por otra parte, Hyunjin simplemente miró el trago con desinterés y es que personalmente prefería la cerveza de los bares. La charla fue amena y tranquila, como siempre sucedía cuando intercambiaba palabras con el conde, incluso cuando se trataba de una charla meramente sobre el reino y así fue como el tiempo pasó sobre ellos, casi dejándolos solos en el salón.

Pronto Felix levantó la mirada, dándose cuenta que el tiempo había pasado y las personas habían comenzado a retirarse, era bien entrada la noche y el objetivo de aquella reunión se había perdido gracias al alcohol y los suaves bailes. La atención del príncipe se volvió hacia el conde Hwang frente suyo mientras se levantaba de su asiento, dando por terminada la reunión.

- Fue un placer hablar con usted esta noche - Dicho esto, no esperó una respuesta sino se retiró de la sala, directo a su oficina a pesar de lo tarde que era.