Raíces

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¿Cómo comienzan las historias? ¿Cómo comenzar a contar una historia compleja, un camino entrelazado? Las metáforas escasean, pero siempre es bueno regresar a las simples. Hoy en lugar de contar un "había una vez", vamos a empezar con una comparación a un árbol.

Unión y primer brote por una lechuza que presagia su encuentro, se podría decir que las raíces de un árbol comienzan con la llegada de la carta a Hogwarts. Aquí comenzamos la historia.

(...)

El emporio de la lechuza, ubicado en el callejón Diagon era no solo el negocio más exitoso para conseguir una lechuza mensajera, si no también el hogar de la familia Tyto. Era un pequeño edificio alto. En el primer piso se encontraba la tienda general. En el siguiente piso estaba la casa familiar, el cuarto de los padres. En el último piso, el más estrecho, estaba la habiación de la hija. 

Era un cuarto pequeño, que a pesar de tener una gran altura, contenía pocos muebles. En los trabes de madera del tejado, yacía un nido de búhos. Debajo suyo, dormía la primogénita del matrimonio Tyto, Rachel. Ella era una niña de once años, tenía el pelo lacio y castaño, siempre decorado por plumas de lechuza. Sus ojos curiosos de color verde enmarcaban su personalidad, alegre y comunicativa. Recordaba mucho a su madre, Alba, como una versión joven de ella. De su padre, Jacob, había heredado la nariz puntiaguda y las orejas grandes.

La historia de amor que unía a esta pareja era el amor por las criaturas mágicas y la cría de lechuzas, el cual era su negocio. Sus familias se habían especializado en el trato de estas, por lo que con el  tiempo necesario, fue natural su relación. Ambos egresados del famoso colegio de Magia y Hechicería, se sentían profundamente felices de la aceptación de su hija en donde ellos se habían conocido, deseando, que también encontrara ahí a las personas que la acompañarían el resto de su vida.

Así que al levantarse, Rachel fue recibida con una enorme felicidad en su hogar.

-Buenos días querida, hay correo para ti. -Anunció su madre, con una sonrisa de oreja a oreja, mientras recibía el periódico que le entregaba un crup-.

Rachel se acercó a la mesa donde sus padres estaban desayunando, miró con grandes ojos la carta con aquel sello distintivo de Hogwarts. Era increíble, finalmente había llegado su momento de aprender magia. Volteó su mirada a su padre, como preguntando si era lo que ella creía, a lo que recibió un asentimiento.

-¿Por qué no te dispones a abrirla, hija? -Propusó Jacob, ya que ella llevaba varios minutos viendo la carta sin moverse-.

-Hoy iré con Bronnus, me gustaría abrirla a su lado. -Comentó la joven-.

A pesar del nido de amor que era la familia Tyto, esta no siempre había sido así. Alba previo a su matrimonio con Jacob, había tenido un hijo con un famoso personaje de Hogwarts, Severus Snape.

Ambos se conocieron en su estadía en la escuela, y después de un tiempo se casaron para tener a Bronnus. Sin embargo, hubo una ruptura en su relación, que día a día volvió el matrimonio más duro y agotador, hasta que terminó de romperse.  Alba lamentaba todos los días haberse alejado de alguien que amaba tanto, pero hoy día, su relación se había vuelto tan distante,

A pesar de todos estos problemas, Alba seguía amando a su hijo, y seguía visitando a su ex pareja para pasar tiempo, y así que los hermanastros Rachel y Bronnus se mantuvieran cerca.

Bronnus era un joven que contrastaba mucho con su hermana. Tenía una piel pálida y la característica nariz de gancho de su padre. Tenía también el pelo lacio y largo, siendo casi una copia exacta de Severus. De su madre había heredado los ojos verdes brillantes, lo cual le daban ese toque de bondad tan único. Pero era claro que había heredado de el carácter de su padre.

Caminos EntrelazadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora