⸺𝐷𝐸𝐿𝑈𝑋𝐸 𝐿♡𝑉𝐸 ✧๋⸼ᐩ༷ ❞ | 𝑂𝑚𝑖𝐻𝑖𝑛𝑎 ♡

♡;; cap. 2

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De orbes oscuros, piel pálida y cabello negro ondulado, nada fuera de lo común. Sakusa Kiyoomi no se consideraba alguien atractivo, sobresaliente, un hombre que atrajiese la atención de alguna fémina u hombre, desde jovencito se convenció a si mismo que el mundo del “amor y seducción” no era lo suyo, ¿y cómo pensar lo contrario? Si durante su juventud, los únicos comentarios dirigidos hacia su persona eran despectivos, miradas de repelús y actitudes groseras por parte de sus propios compañeros.

Sus dificultades sociales afectaron en su vida de tal forma, que en sus treinta años de vida una sola vez, se vio involucrado en una “relación amorosa”, si se le puede llamar así a un matrimonio arreglado por parte de sus progenitores.

Por obvias razones, la relación no funcionó, dando por finalizado su desastroso matrimonio y cerrando todas las puertas a posibles pretendientes, no le interesaban, no querían volver a arriesgarse, simplemente no era su ambiente y si debía quedarse solo de por vida, así sería.

O eso era lo que tenía en mente, al final, se vio involucrado en diversas juntas esporádicas, donde su primo se encargaba de organizar con el fin, de encontrarle su media naranja al solitario azabache.

Sakusa no era estúpido, era consciente que a esas mujeres solo les interesaba el dinero, joyas, riquezas que él era capaz de ofrecerles a cambio de un mínimo de atención femenina. Con el tiempo, las mujeres no fueron suficientes para llenar el vacío interno, Motoya quiso probar suerte y cambiar el producto, un cambio drástico que terminó por convencer más a su primo adinerado: hombres, el castaño buscó por cielo, mar y tierra a tipos que les interesara pasar un tiempo junto al empresario, ¡y vaya que encontró voluntarios! Pero nada, no hubo buenos resultados ni con las muchachas, ni con los jóvenes, no duraban ni un mes en esas extrañas relaciones donde lo único que los mantenía atados, era el dinero.

⸺ Buenos días Sakusa-san ⸺saludó su secretaria, trayendo entre manos un montón de carpetas.

⸺ Buenos días ⸺caminó junto a la castaña hasta el elevador, dándole al botón para que las puertas de metal se abriesen⸺, ¿alguna novedad, reunión o papeleo?

⸺ Por el momento no tiene ninguna reunión programada para el día de hoy Sakusa-san ⸺las puertas se abrieron, Kiyoomi dejó el paso libre para que la joven pasara⸺, no hay llamadas de alta relevancia, y sobre lo último ⸺entró al ascensor, dándole al botón que marcaba el último piso del edificio⸺, t-todas estas carpetas que cargo serían el papeleo de hoy, señor.

⸺ Ya veo, déjame ayudarte ⸺tomó entre sus manos las pesadas carpetas, Aiko pudo volver respirar al ser despojada de tal peso.

La joven observó de reojo a su superior, de abrigo largo, ropas negras con su impecable camisa, ese perfume masculino que por dentro, la volvía loca, y como detalle su usual mascarilla, la muchacha se preguntaba seriamente cómo era posible, que un hombre como él siguiera soltero por la vida. Llegados al piso correspondiente, Sakusa dejó nuevamente el paso libre para que su secretaria pasara primero, para luego salir en dirección hacia su oficina cargando la pila de papeles.

⸺ ¡S-sakusa-san! ⸺antes de posar su mano en la perilla, la castaña se acercó con el teléfono en mano⸺ Komori-san se encuentra en recepción, dice que necesita verlo con urgencia ⸺Kiyoomi suspiró, ya sospechaba el motivo de su repentina visita⸺, ¿le digo que pase o que espere un momento?

⸺ Dile que suba.

“¿Ahora qué querrá Motoya?” pensó entrando a su oficina, a su amada oficina que tenía todo lo que necesitaba, pocas decoraciones pero modernas, estanterías con sus carpetas ordenadas y un par de plantas para limpiar el ambiente. Sakusa era un hombre simple de gustos simples, colores oscuros como el viridian o burdeo entraban en su lista de cosas que amaba, al igual que el café cargado con dos cucharaditas de azúcar, tener sus ropas sin una pelusa encima e ir a donde sea con un aspecto impecable, corbatas siempre bien ajustadas y camisas blancas como la mismísima nieve, perfeccionista, misofóbico, excelente amo de casa, ¡Dios! Este hombre tenía una cantidad de pequeños detalles que lo hacían especial a comparación del resto, que tardaría horas en redactarlas todas.