Yoongi y Jimin deberán casarse al ser predestinados, el alfa lo hará para obtener el liderazgo de la manada mientras que el omega aceptará solo mantener alejado al causante de sus traumas y pesadillas.
¿Quién de los dos terminará con el corazón dañ...
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¿Quién debe pedir disculpas? ¿Quién o qué te hace reaccionar? ¿Quién dio todo y se fue sin nada? ¿Quién soportó rechazos por amor? ¿Quién era el que se conformaba con las migajas que le daba el otro?
Jimin meses atrás disfrutaba o más bien se conformaba con mirar el rostro de su esposo mientras conducía pues era la manera de brindarle paz a su lobo y de sentirse seguro a pesar de no tener contacto. Ahora el tiempo invirtió la situación siendo Yoongi el que se deleitara viendo el perfil del rubio mientras este mantenía su vista fija en el paisaje a través de la ventana sin prestar atención a su acompañante.
—Mamá dijo que tenía muchas ganas de verte —comentó el pelinegro en busca de iniciar una conversación recibiendo un completo silencio como respuesta.
—¿Qué te parece si compramos un pastel para la cena? —sugirió al detenerse en un semáforo rojo sin embargo Jimin se mantuvo en silencio.
—¿Te gustan los pasteles de chocolate o vainilla? —intentó con una pregunta casual pero siguió obteniendo silencio como respuesta.
—Jimin, he intentado disculparme todo este tiempo contigo pero ni siquiera sales de tu habitación para que arreglemos las cosas —empezó diciendo—. No debí dejarte en casa de tu madre ese día pero cuando mi mejor amigo fue a mi oficina a decirme lo que le contaste yo me enoje mucho. Yo jamás te golpeé pero el idiota de Namjoon si lo hizo conmigo cuando me reclamó por las marcas en tus brazos —habló de manera rápida aunque segundos después analizó mejor sus palabras e intentó remediarlo.
—Lo siento, Jimin —dijo mirándolo pero el pequeño omega ni siquiera volteó su rostro.
—¿Jimin? —insistió pero fue en vano.
—¿Podemos hablar mañana? —propuso al momento de llegar a su casa pero el menor lo único que hizo fue bajar del vehículo.
Después de tocar el timbre un par de veces fueron recibidos por la progenitora del alfa que de manera inmediata se lanzó al omega para envolverlo en un cálido abrazo, uno que necesitaba desde hace mucho tiempo.
—Cariño, te extrañe mucho —dijo dulcemente.
—Yo también, señora Min —respondió con una sonrisa adornando su rostro, una que Yoongi no veía hace mucho tiempo y ahora lo hacía sentir extraño.
—Pasen, estoy por servir la cena —informó dándoles paso.
Jimin fue feliz en ese corto tiempo porque la señora Min no había dejado de brindarle caricias y palabras bonitas, la sonrisa en su rostro era sincera aunque un poco dolorosa porque pronto tendría que dejar de lado aquellos buenos momentos.