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🔪🧟♀️
━━ — ¿QUÉ ESTÁN HACIENDO? — la voz de Rosaleen resonó con impaciencia mientras salía de la caravana, dirigiéndose a Jacqui, quien preparaba el desayuno.
La mujer le dedicó una sonrisa fugaz que rápidamente se apagó al recordar los horrores de la noche anterior.
— Están limpiando el campamento... desde hace un rato. — Jacqui aclaró la garganta, tratando de ocultar el malestar en su voz. — Tu hermano está ayudando. — agregó, señalándolo con la cabeza.
Evitando seguir con la incómoda conversación, Rosaleen le dio una palmada rápida en el hombro y caminó lejos de ella sin decir más. Sus ojos recorrieron el campamento hasta localizar a Daryl, que al parecer, se aseguraba de que algunos caminantes no volvieran a levantarse mientras los demás apilaban cuerpos. De repente, la voz aguda de Sophia, la hija de Carol, captó su atención. — ¿Ahora papá nos dejará en paz, verdad? — la niña miraba a su hermano, Asher, con miedo en los ojos. — No quiero que nos vuelva a hacer daño. — Asher la abrazaba con su mirada perdida en el suelo.
Rosaleen notó las vendas en sus manos y frunció el ceño, intrigada. — No, Soph... — murmuró, su voz quebrada. — No volverá nunca más. Te lo prometo.
Mientras tanto, Daryl y Morales arrastraban un cuerpo hacia el fuego, pero el hijo mayor de Rick, Jayden, rápidamente los interceptó. — ¡No! Esto es para los caminantes. — gritó alterado, levantando una mano en señal de protesta. — Nuestra gente va en esa fila de allá. — señaló con firmeza a los cuerpos que iban a ser enterrados.
— ¿Cuál es la diferencia? — gruñó Daryl, arrastrando el cuerpo hacia las llamas sin mirar atrás. — Están todos infectados.
— ¡Nuestra gente no se quema! — replicó Glenn, uniéndose a Jayden con una mirada de reproche y dolor. — Los enterramos. ¿Entienden?
Daryl se detuvo un minuto, echándoles una mirada fulminante. — Solo haz lo que te dicen, hermano. — se quejó Morales entre dientes sosteniendo el cuerpo con fuerza.
Sin más, volvieron a arrastrar el cuerpo hasta la fila de los muertos para enterrar. — ¡Se cosecha lo que se siembra! — dijo en voz alta, después de lanzar al muerto con desprecio.
— ¡Cállate, viejo! — Morales se indignó, acomodando el cuerpo con más delicadeza.
— ¡Ustedes dieron a nuestro hermano por muerto! ¡Se buscaron esto! — escupió antes de alejarse furioso.
Jayden negó con la cabeza y se dio cuenta de que su hermana no estaba muy lejos y, para su sorpresa, permanecía en silencio con los brazos cruzados y sin hacer el más mínimo esfuerzo para seguirlo.