Numero 1 - Lo que hace a un héroe

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La situación era completamente desesperada, y aun asi, a Samuel le resultaba extrañamente familiar, como si ya la hubiera visto antes. El caos había tomado todo lo que abarcaba la mirada del joven, habiendo en el reflejo de su mirada fuego, destrucción y dolor, embarrando la joven del chico con desesperación y temor haciéndole caer por unos segundos al suelo.

— Mierda... ¿Qué cojones es esto? — cuestionó el chico preso del impacto —. ¿Una... Puta invasión extraterrestre? ¿Qué puta mierda es esta?

— ¡Sam! — se oyó desde el comunicador de su gabardina —. ¿Sam, me oyes? ¿Estas bien? ¿Dónde te encuentras?

— Angela... ¡¿Angela?! — exclamó el joven reconociendo al instante la voz saliendo rápidamente de su impacto envolviéndose en calma —. Dios, ¿estas bien? ¿Te ha pasado algo? ¿Todo bien por allí?

— Si, estoy bien, estoy hasiendo ajustes de daños y analisando la situasión desde la torre — explicó la chica notablemente alterada —. Ahora tú.

— He visto el impacto del rayo, pero estoy bien — respondió el chico cogiendo las bolsas con las cosas que había comprado además de ocultando lo mejor que podía el regalo de su amiga —. Voy para allá ahora mismo, quédate ahí y ten cuidado.

— Lo mismo te digo, hay alienígenas por las calles y están armados — advirtió la chica describiendo al enemigo —. Van armados con pistolas de láseres muy peculiares, miden entre 5 y 7 pies de altura, sus caras son ovaladas y sus bocas están compuestas por tentáculos. Ten mucho cuidado, hasta ahora.

— Si, hasta ahora, Ángela — terminó Samuel sacando de su gabardina su bufanda cubriendo su rostro con ella y comenzando a marchar hacia el torreón.

Sin embargo, había algo que le impedía dirigirse directamente hacia la que era su base y en la de su compañera, las suplicas por auxilio y el propio instinto de Brinnade le hicieron incapaz de abandonar a esa pobre gente, hacia la cual se lanzó comenzando a liberarlos de los escombros entre los que habían quedado encerrados. Una vez sus labores de héroe fueron cubiertas, el joven se dispuso a marcharse de la gran calle en la que se encontraba, deteniéndose en el momento en que oyó unos extraños sonidos que se aproximaban hacia su posición, desembocando en el ocultamiento del chico en uno de los coches abandonados a la vez que asomaba su mirada por las vidrieras del destrozado vehículo.

— Lebdad alad shifna — se escuchaba desde el lugar donde el gran ovni había lanzado su ataque, logrando conectarse la imagen del emisor de dicho mensaje con los ojos del joven y oculto héroe.

— "Mierda, los marcianos" — pensó el chico pudiendo encajar la descripción de su compañera con aquellos extraños sujetos de armas en alto —. "Tengo que salir de aquí sin que me pillen, a saber que pueden hacer esos tres con esas pistolas".

— Shifna rekau madbad — replico otro de los alienígenas contestando a lo dicho por su compañero.

— Ovlun Sinnator clod, Haklum lenno kathir — mandó el que parecía el líder de dicho pequeño grupo —. ¡Goled Sinnator!

— "¿Que cojones están diciendo?" — se preguntó el humano dentro de su mente continuando con su vigilancia —. "Sinnator... Han dicho eso un par de veces, ¿será un nombre? ¿Su líder o algo asi?"

En ese momento, con el joven héroe tratando de acercar su oído para poder entender mejor que decían aquellas criaturas, un fallo hizo que la puerta del coche en el cual se había ocultado se cayera llamando la atención de los habitantes de otros planetas, quienes sin pensarlo demasiado comenzaron a disparar en dirección a la puerta, mostrando como sus armas desintegraban aquello a lo que acertaban transformándolas en un polvo celeste que lentamente ascendía.

Pánico en la DiscordiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora