c a t o r c e

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Narradora:

Al pasar de las horas, el cielo se obscurecía, llevándose la luminosidad del Sol y remplazandola con la de la Luna, apagando luces y haciendo pesar los ojos de las personas

- Creo que iremos a dormir, es bastante tarde y no querríamos que pasara nuevamente lo de hace unos días señorita - habló Ryan levantándose de su asiento después de una larga plática

Aidan parecía perdido mientras miraba un punto fijo, no podría definir qué miraba con exactitud, pero seguramente no prestaba atención a la conversación

- Está bien, supongo que ya saben dónde están sus cuartos, que tengan linda noche y un buen sueño - se despidió ella con una sonrisa

Ryan esperaba a que su hermano se levantara, Aunque si no lo hacía

- Aidan - lo llamó - ¡Aidan! - llamó su atención moviéndolo - ¡Vámonos!

- ah, si - contestó finalmente

Su hermano rodó los ojos comenzando a caminar hacia las escaleras, dejando su hermano atrás quien lo seguía, pero antes de irse del todo, habló

- Señorita - la llamó

- Dime - contestó disponible

- ¿Porque no tiene pareja?  - inquirió - Quiero decir, es una linda chica, gentil y amable, supongo que es todo lo que un hombre desea encontrar en una mujer

- se encogió de hombros demostrando indiferencia - Creo que amo demasiado mi libertad para poder regalársela a alguien, soy muy joven aún, pero también he tratado amar a alguien también, pero no lo sé - hizo una pausa pensando - simplemente no puedo

- ¿Tampoco podría si llegara alguien que la ame a usted? - cuestionó curioso

- No lo se, encuentro deprimente pensar que sería una mentira, no podría hacer feliz la otra persona como aquel podría hacerlo conmigo, no lo veo justo en mi punto de vista, el amor es díficil - terminó

- Lo comprendo - comenzó a caminar hacia las habitaciones, pero nuevamente paró y corrió hacia ella

- Dulces sueños, señorita bonita - besó su mejilla y muy rápidamente subió las escaleras

Aidan:

Era una hermosa habitación, en el último piso y con vista al lago, en la que brillaba la luz brillante de la luna.

Después de haber dicho mis oraciones y la vela se había apagado, miré fuera de la ventana, mirando la luz de la luna en el agua, casi esperando leer mi destino allí, como un libro brillante.

Recuerdo cómo la sensación de solemnidad con la que finalmente aparté la mirada dio paso al sentimiento de gratitud y descanso inspirado por la vista de la cama con las cortinas blancas.

Y tanta paz en el acto de acostarme en la suave cama y anudarme entre las sábanas blancas.

Recuerdo haber pensado en todos esos lugares solitarios bajo el cielo nocturno donde dormía con mi hermano.

Recuerdo, entonces, que parecía flotar sobre el largo y melancólico esplendor del camino, sobre el mar, y alejarme hacia el mundo de los sueños, por supuesto, donde todo era más sencillo.

𝐹𝑅𝐸𝐴𝐾𝑆  ▍Aidan GallagherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora