Una mujer de edad avanzada, de mirada gentil, ligeramente fuera de este mundo, con piel tan pegada a los huesos que poco faltaría para que se pudiera notar el desgaste que estos tenían por el pesar de los años. Ronda a paso ligero y tembloroso por todo los pasillos y salas grandes de una casa tan rustica como ella misma, tarareando con voz ronca una canción de su infancia, revisando cada habitación como esperando encontrar algún visitante entre las sombras, portando su piyama de una sola pieza, un vestido largo color blanco lleno de flores coloridas pero opacas por la antigüedad. Cerrando todas las puertas que daban hacia el exterior asegurándose dos veces antes de pasar a la siguiente, pues ya son altas horas de la noche y ya no esperaba recibir a ningún otra alma que quisiera entrar, paseando delante de viejas fotografías en repisas y diferentes figurillas de arcilla las cuales parecían estar limpias con cera y acomodadas de una manera meticulosa. Dejando detrás de ella, al salir de cada habitación, un vació y, tras bajar la palanca del interruptor, una oscuridad absoluta.
En las afueras predominaba la noche, pocas farolas alumbraban la acera, la calle era larga y parecía deshabitada, a excepción de algunos carros estacionados a las lejanas y una camioneta precisamente estacionada frente a lo que parecía la única casa habitada entre casas vecinas.
esperando que la ultima luz de la casa se esfumara, dos hombres esperan en la oscuridad al interior de la camioneta, discuten entre si, uno cuestionando al otro, -Estas seguro que vive sola la vieja?- preguntaba el hombre mas pequeño inseguro por su ultimo trabajo, limpiaba una navaja y miraba de reojo a su cómplice -No quiero tener que salir manchado de sangre de algún entrometido como la ultima vez.- viendo al exterior el otro hombre notablemente mas alto que el otro, fumaba un cigarro y dejaba escapar el humo por una pequeña abertura en la ventana. -No molestes, fue tu culpa que alcanzara a gritar por ayuda- lanzando su cigarro fuera del auto prosiguió -Pero esta vez no lo echaras a perder, esta es una zona casi vacía, aquí no hay nadie que escuche algún grito- hace una pequeña pausa mientras observan como se apaga la ultima luz de la casa -pero esta vez intenta amordazarla antes- ambos hombres se ponen sus pasamontañas y bajan del vehículo, disponiéndose a entrar por la entrada trasera de la casa....
ESTÁS LEYENDO
Visitas inesperadas
ParanormalEn una noche tranquila nadie puede pensar en las consecuencias de una visita inesperada