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Deja escapar un gran suspiro. Sus ojos azules no pierden de vista ese cuerpo sobre la mesa, bebiendo alcohol como si fuese agua. Está cansado y, espera obtener un descanso después de todo este maldito revuelto en el que se ve involucrado porque lamentablemente lo presenció.
Teclea rápidamente y lleva su teléfono al oído.
—Inui. ¿Te desperté?
El mencionado bosteza.
—Probablemente sepas porqué estoy llamando.
—Iré por él enseguida, Matsuno.
—Inui...
—Suéltalo.
—No ha dejado de nombrar a.. —La llamada finaliza y no se sorprende. Su corazón duele por su amigo, pero sabe que nada de lo que diga podrá ayudar.
Se levanta con elegancia de su asiento, ignorando las miradas lascivas que recibe por parte de varias personas en el lugar. Algunos tenían el descaro de pensar que si se ligan al dueño, obtendrían un trato muy bueno.
—¿No quiere beber conmigo hoy, señor? —La chica se posa frente a él.
Chifuyu la examina por un momento con una sonrisa curvada.
No mentiría, es demasiado bonita. Su rostro es fino, mandíbula marcada y cejas delgadas. Su cabello oscuro atado en una alta coleta, dejando a la vista sus marcadas clavículas. El vestido negro se apega a su curvilíneo cuerpo.
—Tal vez para la próxima.
Todos siguen bebiendo, moviéndose contra uno al ritmo de la melodía. Chifuyu se mezcla para llegar a las habitaciones, indica con una seña a Kokonoi y pide amablemente que lo ubiquen en un desocupada.
Por el rabillo del ojo puede ver la mata de cabellos rosados recargado en la puerta.
Sanzu luce un traje gris con rayas negras, puede ver que lanza algo a su boca y, posteriormente toma un gran trago de su whisky.
—Matsuno, tanto tiempo sin verte.
—¿Qué estás haciendo?
—No es algo que te corresponda a ti saber.
—Deberías marcharte antes de que pida a seguridad que te saquen.
El rostro de Haruchiyo no cambia. Chifuyu aprieta sus puños, la impotencia recorriendo por todo su cuerpo.
—Ya has hecho bastante por hoy. Puedes dejar a Mikey, pero no quiero que esto se vuelva a repetir. No tienen permitido estar aquí.
—¿A qué le tienes miedo, Matsuno?
SanzuHaruchiyo es despreciable.
—No tengo miedo.
—¿Estás seguro? Parece que estás temblando. ¿Será que tienes miedo que descubran-?
