Prólogo

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La canción comenzó un sonar indicándome que era mi turno de salir al pequeño escenario, Dina una compañera, estaba bailando sensualmente bajo la lujuriosa mirada de por lo menos cuarenta alfas. Ella era una omega un poco más joven que yo, ella tenia diecisiete años, yo diecinueve .

Lógicamente había estado aquí más tiempo que ella, yo tenia quince cuando empecé en este antro, tengo mucha más experiencia, y más aguante, este negocio es estresante, algunos de nosotros no estamos aquí porque queremos, pero es lo que nos a tocado por ser omegas, puede parecer ridículo, pero es así.

Las luces rojas inudaban aquel infierno sexual, ya estaba acostumbrado al olor de las feromonas, mareaban pero era soportable. Las caderas de Dina se mueven al ritmo de la musica, haciendo que su esencia cada vez se haga mas fuerte. Me mire al espejo del tocador que habia a mi derecha, para supervisar mi atuendo. Una luz mas roja que las demas me indico que saliera, agarre mi plumero y me precipite a la salida.

Aparté las cortinas color vino y salí contoneando mis caderas.

Hoy me habia tocado disfrazarme de sirvienta sexi porque al omega que le tocaba estaba en celo y no podria hacer el espectaculo, asi que no me quedo otra. Alce el plumero agiandolo y me acerque a las escaleras forradas de terciopelo negro. Mis tacones negros repiqueteaban con cada paso que daba. 

Los alfas apartaron la mirada de Dina y sus ojos pasaron hacia mi. Seguí caminando hacia las mesas. Las otras omegas que repartieron las bebidas y la comida se quedaron un momento mirándome, por lo que interpreté que me quedó bien el atuendo.

Laura-una de las camareras-llevaba un vestido muy corto de cuero negro, como el resto de las trabajadoras.

Paso a mi lado con un trapo rosa en la mano, y me lo metio en el canalillo del vestido, que era de sirvienta sexi. Cuando lo hizo segui caminando por el pequeño espacio que habia entre las mesas. De pronto senti como me dio una palmada en el trasero y me gire para mirarla divertido, al ver que la miraba me sonrió y yo le devolví la sonrisa. Pare mis pasos cuando lllegué a lla mesa más cercana, en ella se encontró un alfa de aspecto robusto.

Me incliné encima de la mesa, clavando mis caderas en el filo, para que el trapo que llevaba dentro del vestido se viera y captara la atención total del alfa.

Llevé la mano deracha hacia mi pecho y agarré el trapo despacio, pasandolo por mi cuerpo en un movimiento sensual. Levante su vaso, de coñac que estaba lleno hasta la mitad. 

Él siguió mis movimientos mientras alzaba el recipiente y luego me miro a los ojos, yo lo imite. Pase el trapo por toda la superficie de la mesa moviendo mi cadera, haciendo asi que la falda del vestido se contonease mostrando mi ropa interior de encaje.

 Las feromonas del alfa solo aumentan en cada movimiento de mi cuerpo. 

Limpié la mesa sin dejarme ni un recobeco. Envolvi el cuello de alfa con mis brazos, aun teniendo el trapo rosa en mis manos, y lo hacerque hacia mi rostro. Note como nuestras respiraciones se mezclaron. Para retarle, roze mis labios con los suyos y le mire directamente a los ojos. En ellos se veia un deseo incomparable. Después de observarnos los dos unos minutos, me aleje despacio, y volvi a poner el trapo en el canalillo del vestido. Agarre el plumero de encima de la mesa y lo aguite suavemente mientras me alejaba.

Notaba una mirada clavada en mi, bueno tenia un monton de miradas clavadas en mi, pero esa en concreto me puso un poco nervioso.

Segui rondando por las mesas, siguiendo con el espectaculo, y un olor en particular me llamo la atencion. Era un olor desagradable, quise esquivarlo pero me era imposible. Era fuerte y empalagoso. Una mezcla de tierra mojada y agua de mar. Un olor salado y amargo.

No me di cuenta, pero habia seguido ese olor inevitablemente, estaba muy cerca, tanto que podia sentir su calor corporal, volvi a la realidad en pocos segundos, cuando su aliento choco contra mi mejilla. Me sorprendí al ver que mi pierna izquierda estaba situada entre las suyas, y mi mano derecha posada en su hombro, mientras la otra la tenia encima de su pecho. Le acarizaba los biceps que eran notables atraves de la camiseta de franela blanca.

Recorrí con la mirada el cuerpo del alfa que tenia bajo mi cuerpo. 

Un alfa joven, con el pelo castaño y piel morena, robusto, y bastante alto a pesar de estar sentado. Era como muchos de los alfas que habia aqui, nada fuera de lo normal.

Su camisa no estaba cerrada completamente, tenia un par de botones abiertos, dejando ver su pecho moreno y tonificado. Además como la camisa se amoldaba tan bien a su cuerpo me dejaba ver sus grandes musculos, lo que me decia que se entrenaba para matener su figura.

Levante la cabeza para poder mirarlo bien a los ojos, ya que con las luces no podia ver nada muy bien. 

Cuando pude enfocar bien sus ojos vi un verde ipnotizante, no podia dejar de mirarlo, y no sabia muy bien porque.

Después de mucho esfuerzó aparté la mirada, avergonzado, pero el alfa tomó mi mentón obligandome a mirarlo.

Estubimos minutos mirandonos el uno al otro, pero el seguia sin decir nada. Después de esperar alguna palabra, él solo me sonrió.






Sangre de HierroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora