Han pasado dos días desde la captura de la aldea. Railly aprovechó este asentamiento como su hogar provisional, estableciendo una base para su escuadrón.
Hasta el momento, no ha habido intentos por parte de los seres conocidos como orcos de recuperar el territorio. Sin embargo, el temor de un posible contraataque siempre acechaba en la mente de Railly.
Ahora, un total de quince personas residían en la aldea, todos ellos soldados alemanes a excepción de Railly. Se habían convertido en una pequeña comunidad, unida por la necesidad de supervivencia y la determinación de proteger el lugar que habían asegurado.
Durante estos días, las defensas del asentamiento habían sido reforzadas. Se colocaron bolsas de arena y se instalaron alambrados alrededor de los límites, creando una barrera física para disuadir cualquier intento de invasión. Railly y su escuadrón comprendían la importancia de estar preparados ante la posibilidad de que los orcos regresaran para reclamar lo que consideraban suyo.
Con las defensas fortalecidas, la aldea se convertía en un refugio más seguro. Sin embargo, la incertidumbre y la necesidad de descubrir más sobre los orcos y el misterio que rodeaba aquel lugar persistían. Railly estaba decidido a desentrañar los secretos de ese bosque y encontrar una forma de resolver pacíficamente la situación, evitando más derramamiento de sangre.
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Una noche, la mayoría de los hombres dormía plácidamente, dejando solo a dos soldados en el turno de guardia. Eran alrededor de las 2 de la madrugada y, por el momento, la guardia transcurría en calma. Sin embargo, en medio del oscuro bosque circundante, varios seres de piel verde se ocultaban entre los arbustos y árboles, todos ellos portando armas cuerpo a cuerpo.
De manera repentina, los seres emergieron de su escondite y corrieron hacia el campamento, desencadenando un estruendoso grito que alertó a todos los soldados presentes. El caos se apoderó del lugar, mientras los soldados despertaban abruptamente y se preparaban para el inminente ataque.
-¡Señor! -gritó el sargento para despertar a Railly, quien se sobresaltó al escuchar el llamado.
-¿Qué sucede? -preguntó Railly, aún somnoliento.
-¡Nos están atacando! ¡Por todos los flancos! -volvió a gritar el sargento.
Railly abrió los ojos de par en par al escuchar la noticia, y su reacción no se hizo esperar. Sin perder tiempo, salió de la tienda de campaña y se dirigió al sargento con urgencia.
-¿Qué debemos hacer? ¿Tienes algún plan? -inquirió Railly.
-Los demás soldados están conteniendo al enemigo, pero nuestra posición no es segura, señor. Debemos evacuarlo -respondió el sargento con seriedad.
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VIAJE A OTRO MUNDO
AcciónEmpeze a leer este tipo de historias y me han gustado demasiado,así que, porque no hacer una propia?