car trip ➵ ʙᴛs;; pjm + jjk [✔] one shot

BLOND : TWO

❝ MI BOCA ESTARÁ

SELLADA HASTA ENCONTRAR QUIEN LA ENDULZO

POR PRIMERA VEZ ❞

( ... )

13 DE OCTUBRE DE 2009
SEÚL COREA
EN CAMINO A BUSAN

Los viajes en carretera son odiosos, no traen nada de bueno más que unos fuertes dolorores en el trasero al finalizar el recorrido. Por ello, la joven de diecisiete años se había rehusado a ir con su familia a Busan para visitar a su Abuela, quien dentro de unos días cumplía sus ochenta años. Su madre, enojada, le exigió que fuera con ellos, pues nunca se sabe cuando un ser querido deja de estar, diciéndole que debía apreciar el tiempo con su familia por más que el proceso fuera aburrido.

A Heo no le quedó otra opción más que ir. Terminó de empacar su ropa en la maleta negra y salió de la habitación, topandose con su hermano en el camino, yendo hacia abajo para así guardar todo en el auto e irse de una vez por todas. Con sus ojos siempre fríos la vio, bajando hasta ver la meleta a un costado, extendió su mano en silencio, preguntando con la mirada si necesitaba ayuda.

—Ah, sí, esta bien.—asintió, incómoda.

JiMin tomó la meleta y a toda prisa bajó las escaleras para ir a afuera. Heo se sentía inconforme de sus acercamientos con el muchacho de dieciocho años, no era hermanos de sangre, debido a que su madre se caso con su padre hace ya muchos años. Sin embargo lo consideraba su familia, pero el Park a penas podía hablar, los médicos dicen que es por algún trauma de la infancia, pero su padre no sabe decir que es eso que a su hijo tanto le ha impactado.

Recuerda que siendo una niña de diez años trataba de jugar con su hermanastro, este solo se quedaba en una esquina de la casa con su mirada sombría observando un punto fijo. Las horas pasaban, y nunca se movía. Por las noches lo escuchaba llorar, no se detenía hasta que alguien lo abrace, era molesto, le parecía un niño extraño que le robaba la atención de los adultos. En la escuela, al contrario, nadie se giraba a verlo, y si lo hacían, únicamente se trataba para señalar lo raro que era.

Aunque, en sus pensamientos, él nunca fue feo, sus finos rasgos en el rostro eran agradables de ver. Una mandíbula marcada, pómulos proporcionados y una nariz espectacular. Podría sencillamente ser alguien popular en la escuela, si no fuera por su manera de actuar, tal vez mucha gente lo amaría.

—¡Heo, ya vamos! —la estrepitosa voz de su madre le dio la indicación de ya salir de su hogar.

Con un suspiro corrió hacia el exterior, dándole un vistazo a la casa, serían diez días, pero seguramente se sentirían como una eternidad. Formó un mojin en sus labios antes de cerrar la puerta con llave y dar la vuelta, todos ya estaban dentro del vehículo esperándola. Se subió a la parte trasera, con el joven quien escuchaba música por sus auriculares, con la cabeza pegada al vidrio y manos dentro de su abrigo. Tras darle una última vista, con la esperanza de que él al menos le comenzará una conversación, se colocó también unos dispositivos para escuchar música y se dejo caer hacia atrás en el asiento.