Mujer soñadora. (cuento)

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Ser bibliotecaria siempre fue mi pasión, por la simple razón de poder leer todos los libros que quiera, pero una razón oculta era encontrar el amor entre los lectores que vienen.

Era una tarde de otoño donde llovía a cantaros, me encontraba organizando los libros del área de ciencia ficción, cuando de repente se escucha como chocan la puerta contra la pared, todo el que se encontraba en la biblioteca se exalto por el estruendo. Como curiosa que soy me asomo por los estantes para ver qué pasaba. Fue cuando lo vi, era un chico de mi edad aproximadamente, estaba vestido todo de negro y empapado de agua, entro ignorando a todo el que le miraba, al quitarse la capucha fue como olvidar respirar, el tiempo se detuvo, su rostro parecía esculpido por los dioses, con su pelo como la noche sin luna, su piel pálida como la nieve. Me pareció ver un demonio que acababa de salir del infierno para llevarse a su próxima víctima, ¡Por todos los dioses yo quería ser su víctima! Iría con el sin mucho rogar.

¿Quién es él? Me pregunte sin esperar respuesta.

- Él es nuevo en la cuidad, lo vi mudarse ayer junto a tres personas más.

Me respondió Jerry, sacándome de mi ensoñación, recodándome como respirar. Jerry es uno de los clientes más frecuentes, es mi mejor amigo y primo, se podría decir que es el típico ratón de biblioteca, lentes, pequeño, con ropa holgada, pues mi versión masculina solo que yo aún no necesito lentes. Muchos dicen que parecemos gemelos, y no los culpo, hay ocasiones donde usamos la misma ropa.

- ¿Jeimy, podrías venir un momento, por favor?

El deber llama, mi jefa Marcia quien está encargada del mostrador, es una señora muy simpática, aunque ya debe tener unos sesenta años no deja de sonreír por nada, se podría decir que es la mejor jefa que podría pedir, si incluso me trata como a una hija.

- Ya voy jefa.

Me despido de mi primo con una mueca graciosa, y me acerco al mostrador de forma distraída, al llegar es que recuerdo al ángel caído del cielo, ahí está el y mis ojos demuestran mi sorpresa. ¡DIOS, el chico creerá que estoy loca!

- Linda podría mostrarle al joven donde se encentran los libros de historia.

Miro a mi jefa de forma interrogante, ella solo me sonríe de forma malévola, lo que me confunde más, porque las áreas tienen su nombre en grande sobre los estantes, además la biblioteca en pequeña, pero ella solo me mira, sonríe de forma extraña, y me señala al chico con los ojos ¡Dioses creo que perdió un tornillo!

Al mirar si el chico noto lo que está pasando, me doy cuenta que este, solo me mira a mí de forma muy seria, con sus ojos que esconden un mundo y adivinen que, también son negros como un cielo nocturno sin estrellas, mirarlo es como quedar hipnotizado y ver en ellos como se extingue tu vida, ¡Me causa escalofríos! Pero no puedo negar que de cerca es aún más guapo, siento como babeo mentalmente por él, y mi yo interior ronronea.

- Hola chico nuevo, mi nombre es Jeimy, seré tu guía en esta aventura.

Ignorandola sonrisa tonta de mi jefa y el rostro de confusión del demonio a mi lado meencamino darle un tour por la pequeña biblioteca que consta de un área de diezestantes de libros por categoría o género y repito tienen el nombre de su categoría escrito de forma que todos puedan encontrar lo que buscan y no se pierdan, ¡Perdón mi tono, pero es que no entiendo nada! ¡Oh! y tiene una cafetería donde las personas leen los libros y toman una taza caliente.

- Jeimy, tu nombre es lindo.

- Muchas gracias.

Su voz es ronca y aguda. Lo observó de reojo, noto como mira todo a su alrededor curioso, me sigue sin problema. Al final del primer pasillo genero de fantasía veo a Jerry leer algún libro.

- Yo me llamo Máximo Smith

- Mucho gusto, te llamare Max.

El me sonríe con aprobación, mientras le señalo el nombre de la estantería de los libros de historia.

- Bien, aquí es, libros de historia desde los años de cristo hasta la época. ¿Te ayudo en algo más?

- Si, por favor necesito encontrar este libro.

Mientras me pasa una lista con un montón de títulos de libros, la lista la acababa de extraer del bolsillo de su pantalón por lo que estaba arrugada y un poco húmeda.

- No hay problema, pero en cambio quiero que me cuentes tu historia.

Sonríe, y asiente con la cabeza...

Ding dong, el sonido del timbre me da una bofetada de realidad, dejo mi libro en el sofá y me levanto a ver quién interrumpe mi lectura.

- Buenas tardes Marta, ya estamos a final de mes, pase a recoger el dinero de la renta.

¡Rayos! Ya es final de mes, no tengo dinero, ahora que le invento a este viejo gruñón. ¡miau! Oh no Manchas ¿Por qué apareces ahora? Se supone que no se puede tener animales en el apartamento, espero que no lo haya escuchado.

- ¿Eso fue un maullido? Marta sabes que no debes traer animales aquí.

- No, esa es la televisión que está encendida, sobre la renta pues aquí tengo la mitad, lo que falta se lo doy en unos días.

Lo despido poco convencido, me asomo por la puerta para ver cómo se aleja, pero se detiene al final del pasillo donde discute con una señora que sostiene un bebe, él bebe no para de llorar, la señora entra en la casa y vuelve a salir con algunas maletas, ¿El gruñón la acaba de echar aun teniendo a un bebe? El mundo es tan cruel. Vuelvo dentro y observo mi hogar es solo una pequeña sala y un cuarto, aquí es donde tengo todo lo mío, una cama desgastada, un sofá, una tv, algunas sobras de comida, un gato y un montón de libros de segunda mano, esto es mi vida, con casi cuarenta años, sin familia, sin dinero, sin amor, solo me queda la lectura. Demasiada realidad por hoy, tomo mi libro y vuelvo a sumergirme en la historia de Jeimy. Al final siempre se busca un "Escape de la realidad"

Escape de la realidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora