Inconmensurable [ Ran x Smiley]

I

Las historias de amor suelen tener un final feliz o un final triste, pero lo que tienen en común es el principio. Ese preciso momento en que toda historia inicia y da a conocer el flechazo del primer amor. El inicio de las desventuras y aventuras, de sonrisas y lágrimas. Toda buena historia de amor tiene un punto de partida. Esta es la historia de Ran y Nahoya. La historia de sus hermanos en algún punto coincidiría, pero la suya empezó de esta forma.

Nahoya era un adolescente que estaba descubriendo el mundo. Él pelinaranja era un chico problemático y con hambre de aventuras, no por nada era un pandillero nato. Su grupo de amigos de secundaria lo solían apoyar en sus locuras, su gemelo era completamente diferente a él, pero solía encubrirlo en sus salidas. Nahoya apenas estaba descubriendo el mundo, pero sabía como moverse en él.

Ran Haitani era un chico atrevido y con ansias de divertirse lo más que pudiera. Ran era el chico que encajaba en el cliché de chico rebelde y audaz, después de todo solo buscaba su identidad y su lugar en el mundo. El lado oscuro del chico era bien conocido, de lo que más se hablaba era de su reputación de pandillero y de un oscuro crimen que cometió con su hermano menor. Ran poco o nada le importaba lo que se hablara de él. Lo que quería era llamar la atención, a diferencia de su hermano que prefería evitar a la gente.

Ambos chicos eran parecidos y diferentes. Las posibilidades eran pocas, pero nunca nulas. Las probabilidades permitieron su fortuito primer encuentro.

Los amigos de Nahoya estaban organizando una fiesta a razón del cumpleaños de uno de ellos. La fiesta se realizaría en el área de Roppongi por lo que eso emocionó a más de uno. Nahoya estaba emocionado, nunca había ido a esa área de la ciudad, así que trató de verse lo mejor posible. Una chaqueta negra estampada, una camiseta de mangas largas que dejaba a lucir sus clavículas y unos jeans rasgados de color negro hicieron destacar su cabello esponjoso naranja y su sonrisa. Antes de salir de casa quiso convencer a su hermano Souya de ir a la dichosa fiesta, el peliazul se negó por completo. Nahoya no insistió y se fue.

Nahoya creyó que la fiesta sería en una casa, pero resultó siendo una especie de edifico con un gran patio de fiestas. La fiesta había iniciado y estaba feliz de estar allí, los juegos, el baile y las charlas, todo era ameno. Nahoya y sus amigos solían meterse en fiestas ajenas, pero ya que en esa ocasión eran los anfitriones no dudaron en botar la casa por la ventana.

Ran Haitani se enteró de una fiesta en su territorio y tuvo ganas de ir. Le habló a su hermano Rindou sobre ir a dar un vistazo, pero este se negó, prefería estar en su hogar y jugar videojuegos. Ran quedó en ir solo. Ran rápidamente tomó una camisa gris y unos pantalones negros de tela. Ran mantenía su cabello largo trenzado, pero esa noche decidió dejarlo suelto.

Ran llegó a la fiesta en un santiamén, no creyó encontrarse con tanta gente de Roppongi. Al parecer era el cumpleaños de alguien. No había control, la oscuridad y las luces de neón le dieron a entender que era un pequeño paraíso para los adolescentes. Este ambiente lo ayudó a entremezclarse entre la gente, le gustó ver que a donde fuere siempre terminaba llamado la atención por su altura y por la reputación que cargaba. Claramente cualquiera que viviera en Roppongi lo conocía. Ran estaba rodeado de chicas y chicos que intentaban llamar su atención. Era joven, pero estaba dispuesto a probar de todo.

 Ran estaba disfrutando de la vista y los tragos gratis. Las charlas esporádicas y la vista lo guiaron a observar que había de interesante en la fiesta, su mirada se hecho a analizar a las personas en el revoltijo de adolescentes, su mirada paró en seco al ver una cabellera naranja. Ran escaneo con la mirada, se dio cuenta de que era un chico, en cuanto se dio vuelta vislumbró su hermosa sonrisa. Ran no le quito la vista de encima por un rato, en ese corto tiempo Nahoya se dio la vuelta y ambos cruzaron miradas por un par de segundos.