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Con el retumbar de los pasos. Harry siguió el mismo camino hasta llegar a la puerta de madera, con cansancio abrió, dando pase a la blanca habitación.

— Pensé que hoy no vendrías — ofertó el rubio con indiferencia, levantandose de la camilla y acercandose al moreno — dijiste que estabas investigando algo.

— Así es — respondió abrazando al rubio — pero no puede perderme mi visita diaria.

— Potter — reclamó entre dientes alejandose del moreno y sentandose nuevamente en su camilla — ¿Aún no me dirás de que trata tu investigación? Sé que no es una misión de aurores.

— Te lo dire — respondió sentandose en el sofá, viendo la mirada curiosa del rubio — cuando sea necesario — replicó con una sonrisa divertida.

— Bien — suspiro — ¿Qué tienes hoy para mi?

— Traje ranas de chocolates — con una sonrisa agarro la gran caja envuelta y se la entrego al rubio, que rápidamente lo desenvolvió con ilusión. 

— La última vez — oferto con voz trémula — la última vez que comi una de estas fue antes de la guerra....antes de perderlos.

— Draco — replicó.

— No, estoy bien. Solo que es dificil hay veces que pienso que aun estan vivos y otras que recuerdo todo lo que pasamos por el maldito ministerio — respondió con voz furiosa llamando la atención del moreno.

— ¿Que quieres decir? — preguntó con curiosidad esperando que esta vez el rubio si responda algo y no lo evada como la última vez.

— ¿Realmente quieres saber, verdad? — preguntó con una sonrisa divertida — bien — suspiro — te lo dire.

— ¿En serio? — preguntó sorprendido.

— Sí. Ahora calla y escucha — suspiro — como debes saber la guerra para todos empezó en nuestro quinto año. Al regresar de vacaciones, me enteré que mi padre estaba en Azkaban por culpa tuya, no sabía que hacer. Tenía que ser hombre de la familia — suspiro — mi madre y yo buscamos varias formas de sacarlo pero ninguno funciono. Hasta que — con voz trémula apreto su ropa — apareció él.

— Volde- —con rápidez paro al ver la cara asustada del rubio — Él fue a tu casa. ¿Verdad?

— Sí — afirmó — él y la tía Bella llegaron un día, mamá y yo estabamos cenando cuando se apareció. Nos dijo que padre había fallado en su misión y ese era su castigo. Le pedí ayuda, quería que saque a padre de ese lugar, pero el solo rió — con fuerza apreto sus manos dejando heridas en ellas — él se rió.

— Cariño — replicó agarrando con suavidad sus manos — te estás haciendo daño.

— Harry — susurro con voz rota.

— Shh, esta bien — con voz suave se acercó al rubio y lo estrecho en sus brazos — no tienes que seguir, comamos la ranas.

— No — nego — quiero hacerlo. Además, es importante para ti. ¿Verdad? — pregunto viendo la mirada de pena del moreno — lo sabía.

— Draco — replicó.

— No preguntare para que lo necesitas, pero espero que te sea de utilidad, solo — refuto — no me sueltes.

— No lo haré — respondió aferrandolo con más fuerza.

— El menciono — suspiro — que como mi padre fallo en su misión yo debía tomar su lugar. Madre no quería, pero no pudimos hacer nada y fui marcado. Como sabes mi misión era matar a Dumbledore, un suicidio — rió — no pude hacerlo y Snape lo hizo en mi lugar. Cuando terminó la guerra pensé que al fin eramos libres — rió — sin pensar que todo era el comienzo de una larga tortura. En el juicio, dijeron que había un testigo anonimo, sabía que eraas tú — susurro sintiendo al moreno tensarse — sabía que eras tú. Porque solo tú sabías esas cosas. Pero, no sirvió de nada el ministro y todo el wizengamot nos encarcelaron a cadena perpetua. Nos llevaron a Azkaban, la verdad no me sorprendió los otros mortífagos, padres de mis amigos, mi propios amigos que nunca tuvieron la marca. Todos ellos fueron a Azkaban, nadie se salvo. Y la tortura empezó — respiro empezando a temblar, sintiendo lo brazos estrecharlo con fuerza — primero fueron los gritos, nos gritaban, nos decian varias cosas fueron simples torturas psicológicas, pense que solo serían eso, pero luego la comida empezó a desaparecer. No tenían por medio de chantajes, comida por información. Querían nuestras propiedad, nuestras reliquias. Nadie dijo nada y fue peor. Empezaron los ojos, algunos no soportaban los golpes y maldiciones, terminaron muriendo — suspiro — ¿Sabes que hizo el ministerio? Hubo una muerte en celda por sus torturas y ellos solo dijeron que fue un accidente. Nunca se lo dijeron a las personas, nadie sabia que sucedia en azkaban, solo el ministro, el Wizengamot y los aurores — rió — todo fue en mal a peor, como los periodicos se aburrieron de los mortífagos, ellos nos torturaron más ya no importaba porque nadie se enteraria. Empezaron los crucios y luego — respiro — las violaciones.

Los reyes del mundo mágicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora