Nunca se imagino que estaría viendo algo como esto. Ni en sus más alocados sueños estaba lista para enfrentarse a tal batalla y lo malo era que, lo único que la protegía eran sus propios padres y su hijo, quienes la mantenían dentro de el convento de las hadas, donde justamente la protegía un escudo protector de aquel dúo, que no había hecho más que asecharla y asustarla los últimos 6 meses. Suspiró con pesadez mientras se llevaba ambas manos al rostro, agotada. Todo había comenzado de la manera más divertida, en cierta manera, al menos para ella que siendo tan carismática y bromista, le había parecido eso, una broma de mal gusto. Negó, mientras su cuerpo temblaba, lo único que ahora deseaba, era desaparecer y estar completamente en paz, lejos de aquel furioso dúo, que había jugado con su corazón de manera tan asquerosa, todo por una... UNA JODIDA APUESTA. Todo le había parecido lindo después de unos días pero cuando se hubo enterado, en el momento en que había decidido a quien le entregaría su más preciada pertenecía.
Los había escuchado discutir de aquella vil apuesta en una mesa dentro de Granny's. En cuanto los había escuchado, su respiración se detuvo y sintió como las lágrimas comenzaban a formarse en sus ojos. Nunca se había imaginado que esto le sucedería a ella. Sus rodillas se curvaron, sobre las sábanas de la cama, cubriendo su rostro mientras nuevas lágrimas corrían por su rostro. Henry, por otro lado, miraba a su madre rubia, totalmente dolorido y molesto, le había agradado que el pirata y su madre, la alcaldesa, quién recién había descubierto sus sentimientos por la rubia, empezarán a cortejarla, era divertido verlos pelear sin llegar a la total violencia por la atención de Emma, estaba maravillado por las sonrisas que habían crecido en el rostro de la blonda al divisar una nota con cariño de kiliian o los regalos algo costosos de regina, e inclusive él había participado en los planes de fines de semana para salir en familia o citas románticas. Apretó los puños con furia, si hubiese sabido que todo aquello había sido tan solo un juego para ellos, que todo lo que querían era saber quien podría robar primero el corazón de Emma y luego, cerró los ojos, tratando de no pensar en ello. No quería siquiera que le pasará por la cabeza lo que podría haber sucedido, su madre no merecía aquello.
Abrió sus ojos, al tiempo que escuchaba los sollozos lastimeros de su madre, quien estaba echa ovillo con las rodillas cubriendo su rostro y con sus brazos, abrazándose a su misma. Gruñó, completamente molesto, al escuchar desde fuera los constantes golpeteos de aquel par contra el muro de magia. Se acercó a la rubia y dejó un ligero beso en su cabellera para luego salir de la habitación, dejando entre abierta la puerta. Caminó a través del pasillo hasta llegar a la sala de estar de aquel edificio, viendo a su abuela, mirar preocupada la puerta de la entrada.
- ¿aún esta haciendo guardia el abuelo? - David, se había aferrado a estar vigilando afuera, con su espada en mano, por sí aquellos dos lograban romper el muro de magia. Así tuviera que amenazarlos, ninguno se acercaría de nuevo a Emma.
- si... - la vio morderse el labio mientras mecía al pequeño Neal en sus brazos. No había tenido tiempo de dejarlo al cuidado de la abuelita en cuanto supieron lo mal que estaba la rubia. - ¿cómo está ella? - a la morocha menor le había agradado la idea del cortejo por ambas partes, estaba de acuerdo con quien eligiera su hija, mientras estuviese feliz. Pero, aquella noche, cuando había visto llegar a Emma, con la respiración agitada, los ojos rojos y las mejillas sonrosadas, repletas de rastros de lágrimas. Su corazón de madre simplemente se partió en dos, había abrazado a su hija contra ella mientras habia visto a David salir furioso, segura de que cometería una tontería. Él simplemente negó, caminando hacia la puerta, una mano cálida lo detuvo, se giró hacia su abuela. - ¿dónde vas cariño? - suspiró pesadamente mientras ponía una mano sobre la suya.
- a repetirle a ese par que se vaya lejos de mi madre - le miró, comprensiva. Su nieto, había sido el que más había enfurecido, despotricando contra su madre morena, haciendo maletas en cuanto había vuelto a casa, había gritado una sarta de maldiciones, sin importarle las reprimendas de su madre y le había dejado muy en claro que no quería verla.

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Can I be him or her?
FanfictionUna reina. Una alcaldesa. Un pirata. Una salvadora. 3 personas y sólo una puede ganarse su corazón